Frecuentemente hago escribir a mis alumnos ingresantes al Profesorado reflexionando sobre su experiencia en la escuela, en particular en el espacio curricular de Lengua. Creo que este es un camino interesante para iniciar en ellos la conciencia de la profundidad con que nos marca a todos nuestro paso por el sistema educativo.
Es notable descubrir la fuerza con la que se graban en el recuerdo las vivencias negativas y lo que cuesta superarlas. Van aquí uno se estos resúmenes sobre los que nos detuvimos reflexionar ... valga para nosotros también.
Dos polos de experiencias escolares:
- Me hacían escribir palabras en un pizarrón, si me equivocaba me pegaban con el puntero.
- Una maestra hacía diferencias, nos hacía llevar un cuaderno de hojas cuadriculadas porque decía que nosotros no íbamos a aprender a escribir más.
- La escuela me gustó hasta que empecé a leer y escribir, era un desastre, la maestra me hacía escribir dos o tres veces algún dictado hasta que lo escribiera sin errores.
- Yo era “dura” y me dejaban de lado, fui perdiendo el entusiasmo.
- La maestra nos pegaba por las manos o en la cabeza con la regla de madera.
- Una maestra era muy mala, me miraba y yo temblaba.
- La maestra nos hacía leer el Martín Fierro con acento de los payadores.
- Los profesores no se hacían problemas sobre si entendías o no, se ocupaban de los que más sabían.
- Los profesores eran muy fríos, muy cerrados.
- El que no sabía leer no leía nunca, les molestaba que no supiéramos leer a esa edad.
- La profesora me preguntaba siempre a mí.
- La profesora se expresaba muy mal, saludaba con improperios, los padres se quejaron y les dijeron que no podía ser, que la docente era “una eminencia”, quisimos grabarla para comprobar esto y nos consideraron “subversivos”.
- Mis maestras eran amorosas, con su ingenio nos entusiasmaban a estudiar y a aprender que estudiar era parte de un juego.
- La actitud bondadosa, amable (de aquella maestra) que nos incentivó hacia las actividades artísticas y culturales.
- La maestra hacía unos paisajes hermosos y sobre eso debíamos describir o narrar.
- Me gustaba escuchar cuando la maestra nos leía un cuento.
- Si tenían que explicar lo mismo doscientas veces lo hacían.
- Recuerdo una profesora exigente pero buena.
- Me hacían leer y redactar diferente tipo de textos.
- Podía leer libros de muy diversos géneros.
- Hacíamos trabajos, leíamos.
- Recuerdo con mucha gracia las competencias con una compañera cuando teníamos que analizar oraciones, conjugar algún tiempo verbal.
Mis dificultades:
- Cuando cuento algo me hago un enredo, que sólo yo entiendo.
- Las actividades las tengo que leer dos o tres veces para entenderlas.
- Tengo problemas de ortografía.
- Me cuesta leer y expresarme frente a los demás, temo que se rían.
- Mi dificultad es la redacción o encontrar las palabras para hacerlo.
- No leo mucho.
- No me gusta leer en voz alta, me pongo nerviosa, me equivoco.
Mi futuro en la docencia:
- Ayudar al chico que le cueste, hacer que lea y escriba sin tortura, hacerle sentir que si se esfuerza va a salir adelante.
- Hacer que los chicos se interesen, que las clases sean dinámicas, que no se duerman.
- Quisiera hacerles ver que cuando se les corrige errores es para bien de ellos.
- Que pueda dar clases sin ponerme nerviosa, ni trabarme, que ellos me entiendan y hagan las actividades.
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