domingo, 28 de diciembre de 2008

Los libros que en el 2008 me apasionaron

Libros Que Me Apasionaron
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Elegí una serie de títulos como los más apasionantes de mis lecturas 2008, pero debo hacer una aclaración, pues aunque me fijé como tope la docena (pues consideré que de lo contrario seguiría enumerando infinitamente sin poder detenerme), hice trampa y esta vez no respeté la cantidad que limitó mi selección de 2007.

Sin duda creí necesario empezar por la Literatura Juvenil Fantástica, que es el género que se me ha vuelto vital y al que sigo desaforadamente, pues esta pasión ingobernable me lleva a rastrear títulos como una voraz cazadora y a atrapar historias que (me) seduzcan y enamoren; por lo tanto va el número mágico de trece de este género entre las que incluí tanto trilogías enteras (Memorias de Idhún y Los guardianes del tiempo) como en dos casos sólo el primer libro (Sabriel y El tributo de la Corte Oscura).

Por otro lado, debo incluir dos novelitas que pertenecen a la LJ pero se ubican en el género realista.

En último lugar, como este año también incursioné con asiduidad en la literatura “para adultos”, no puedo evitar mencionar qué libros seguí sin respirar hasta la última página. Robándoles una expresión a mis amigas de Juvenil Romántica cuando presentan el título “no JR” de la semana, yo podría decir que apunto aquí mis libros “no LJ” del año, los cuales (¡vaya novedad!) se mantienen en el plano de la literatura fantástica, excepto uno.

Aunque he reiterado en más de una ocasión en este blog que la lectura se vincula con cuestiones estrictamente personales y detesto los elitismos, la segregación y las comparaciones de abolengo prosapia o blasones entre los libros que leo/convido a leer; vuelvo a expresar que la variedad y origen muy diverso suele ser una especie de requisito pues a ningún libro le cierro la puerta hasta que lo leo. Y eso se verá sin duda en estas listas. Hallarán que varios de estos títulos ya han sido reseñados por mí (*) y de otros debo aún el comentario que intentaré presentarles a la brevedad; en cuanto a los títulos para “grandes”, si bien ya he dedicado una entrada a El cuento número 13 de Diane Setterfield, no he efectuado ningún artículo sobre las maravillosas novelas y relatos histórico-fantásticos de la argentina (cordobesa) Cristina Bajo, así como -en el extremo opuesto en cuanto a lo genérico- las series de romance/acción policial fantástico/vampírico para adultos que constituyen las novelas de Harris y Ward.

¿Por qué elegirlos? ¿Por qué recomendarlos? ¿Por qué releerlos?

Para responder estas preguntas tomo prestadas palabras de la entrañable y extraordinaria novela Corazón de tinta de Cornelia Funke (recién leída por mí):

“[…] llevaba en cada viaje sus libros también por otro motivo. Eran su hogar cuando estaba fuera de casa: voces familiares, amigos que nunca se peleaban con ella, amigos inteligentes, poderosos, audaces, experimentados, grandes viajeros curtidos en mil aventuras. Sus libros la alegraban cuando estaba triste y disipaban su aburrimiento […]”

El mundo era terrible, cruel, despiadado, ominoso como un mal sueño. No era un buen lugar para vivir. Los libros eran el único sitio en el que había hallado compasión, consuelo, felicidad... y amor. Los libros amaban a todo aquel que los abría, dispensaban recogimiento y amistad sin exigir nada a cambio, nunca se marchaban, nunca, aunque los tratasen mal. Amor, verdad, belleza, sabiduría y consuelo ante la muerte.”

“¿Hay algo más hermoso en el mundo que las letras? Símbolos mágicos, voces de muertos, sillares de mundos maravillosos mejores que éstos, que dispensan consuelo, disipan la soledad, guardan los secretos, proclaman la verdad...”

LJF: Literatura Juvenil Fantástica

(*) Amanecer, de Stephenie Meyer

(*) Encanto fatal, de Melissa Marr

Corazón de tinta, de Cornelia Funke

(*) Los guardianes del tiempo, la trilogía: Los elegidos, La oscuridad, La llave, de Marianne Curley

(*) Memorias de Idhún, la trilogía: La resistencia, La tríada, Panteón, de Laura Gallego García

El tributo de la corte oscura, de Holly Black

(*) Medianoche, de Claudia Gray

(*) James Potter y la encrucijada de los mayores, de George Norman Lippert

Trilogía Abhorsen: Sabriel, de Garth Nix

LJR: Literatura Juvenil Realista

(*) Paloma son tus ojos, Eduardo Dayán

Como bola de nieve, de Joyce Carol Oates.

Libros no LJ: para adultos

Como vivido cien veces, de Cristina Bajo.

En tiempos de Laura Osorio, de Cristina Bajo.

El jardín de los venenos, de Cristina Bajo.

Tú que te escondes, de Cristina Bajo.

(*) El cuento número trece, de Diane Setterfield.

Serie Sookie Stackhouse (siete títulos), de Charlaine Harris.

Serie La hermandad de la daga negra (seis títulos), de J. R. Ward.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Marianne Curley. Los Guardianes del tiempo, I: Los elegidos, II: La oscuridad, III: La llave.

Empecé a escribir esta reseña hace meses ni bien hube terminado de leer esta trilogía de la australiana Marianne Curley, y luego la vorágine del 2008 me atrapó al punto que no pude regresar a ella. Pero lo prometido es deuda…

De esta autora ya he comentado El Círculo de fuego, que mereció una muy buena opinión de mi parte, y puedo sostener sin equivocarme que la presente saga no me ha desilusionado en lo más mínimo.

Mis jóvenes amigas de Juvenil Romántica y de Literatura Juvenil Fantástica la mencionan en el puesto N° 1 de recomendados, por lo que no puede menos que sumergirme en ella, puesto que mis aventuras en el territorio siempre sorprendente de los libros juveniles se me han vuelto vitales, al punto de terminar un libro e inmediatamente tomar otro.

Así las cosas, debo confesar que cada novela que abro es un universo único que me deja una huella indeleble y que por más que quienes propugnan la severidad de la literatura de elite defenestren a los lectores voraces, ansiosos, apasionados y viciosos (como yo), me enorgullece serlo, renunciando feliz a las teorías abstractas y pretenciosas de un cúmulo de academiquillos cerrados…

¡Ay! ¿Cómo vine a parar acá? Sí, Marianne Curley y Los Guardianes del tiempo… ahhhh, ¡me encantó!

La trama es apasionante, sorprendente y atractiva. Una mezcla de amor y amistad, fidelidades y traiciones, celos y envidia, deseos y rencores entrelaza la vida de un grupo de jóvenes y adultos que viven en un pueblo aparentemente insignificante, que se halla asentado en realidad sobre una milenaria ciudad oculta que alberga misterios alucinantes y poderes incalculables, pero a su vez en su cercanía se encuentra la puerta de entrada a mundos paralelos que deben funcionar en armonía para seguir existiendo. “La mala de turno” es una diosa (en realidad una inmortal) que pretende hacerse con el poder absoluto por lo que utiliza a sus esbirros de la Orden del Caos intentando cambiar la historia pasada para favorecer sus planes presentes. Los Guardianes serán los paladines de “los buenos” que cumplirán la profecía luchando contra los enemigos que sin saberlo pueden ser personas que conocen e incluso aman, pero deberán asumir el costo que corresponda si desean que el mundo siga existiendo como lo conocemos.

En la aventura que bordea el género de la ciencia ficción con su tecnología avanzadísima pero de funcionamiento inexplicable, la lucha hará que un grupo de adolescentes sean mucho más de lo que parecen, entre ellos: Ethan, Matt, su hermana Isabel, Rochelle, Neriah, Arkarian. A los que se unirán una serie de adultos comunes y corrientes (que por supuesto de comunes no tienen mucho), desde un quisquilloso profesor hasta el nuevo marido de una ama de casa de vida aparentemente trivial.

Súper recomendado, y como expresé en otro momento… si me hace llorar, vale la pena. Un final emocionante que no deja indiferente a nadie.

martes, 23 de diciembre de 2008

¡¡¡VACACIONES!!! Lecturas sin fin... y un pequeño balance

Mis queridos amigos que siguen fielmente el blog, por fin estoy "de regreso" con más tiempo, más ganas, menos cansancio, mucho para contar, pues... ¡¡EMPEZARON LAS VACACIONES!!

Si algo puedo decir de este año escolar es que fue más que complicado, más que ocupado, más que exigido, y también debo reconocerlo mal que me pese... más que desprolijo de mi parte, pues el exceso de trabajo, proyectos, emprendimientos me acaparó cada instante de la existencia, y no siempre pude cumplir con todo.

No llegué ni siquiera a la mitad de entradas del año 2007 (50 contra 117), no realicé encuestas, se cayó el foro, Casi docentes y Leer no es perjudicial -mis otros dos emprendimientos- también estuvieron parados, el nuevo blog Profe Crepúsculo es sólo un sueño ya que no tiene entradas aún... Y puedo seguir: no cerré el Proyecto escolar del libro con mis pichones de 8vo. el que quizá verá la luz en febrero, no publiqué textos escritos por los chicos de 1ro. 1ra de la Escuela Normal en Leer no es perjudicial ni del Profesorado en Casi docentes por lo que deberé subir durante el verano todo lo que acumulé, y para mi decepción escribí poco...

Aunque... quizá aprendí mucho y leí un montón, y eso, sumado a que entablé relación con gente maravillosa que anda seguido por acá redime el año: Arantxa y Aran; DaYla, Darkmoon y Cirial; Lore Cullen; Ainhoa; Ivonne, Kira, Sakura5; por supuesto Cris, y tantos otros que no quiero dejar afuera pero que mi memoria deteriorada a esta altura del 2008 no quiere recordar...

Estudiar la Diplomatura Lectura, Escritura y Educación de la FLACSO, asumir la coordinación del Departamento de Capacitación e Investigación del Profesorado del Instituto "María Grande", continuar con una cantidad exhorbitante de horas en Nivel Medio y Superior, concurrir a Congresos y Jornadas, además de llevar ponencias y de ir a dos recitales alucinantes e inolvidables (de mis dos bandas favoritas: Sonata Arctica y Within Temptation) fue mucho... satisfactorio, emocionante, apasionante, de locos, pero demasiado...

Pero esto tuvo algunos factores que lo hicieron posible, mis sostenes, mis puntales, mis motores: mi esposo Sergio, mis bebés actuales Garion y Hermione, mis dos bebés que se fueron Willow y Polgara (y me dejaron un huequito en el alma), ...mis libros.

Y debo decir que la literatura sigue siendo una y otra vez mi refugio, mi respaldo, mi consuelo, mi alegría, mi pasión...

Por eso, en estas vacaciones me propongo como prioridad seguir alimentando el vicio impune, les recomiendo hacer lo mismo, y para eso, le robo a Oliverio Girondo su poema y me lo apropio reescribiéndolo descaradamente, porque no hay nada en este mundo que se asemeje a la lectura...

Leer a lágrima viva

Leer a chorros.

Leer la digestión.

Leer el sueño.

Leer ante las puertas y los puertos.

Leer de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas,

las compuertas de la lectura.

Empaparnos el alma,

la camiseta.

Inundar las veredas y los paseos,

y salvarnos, a nado, de nuestra lectura.

Asistir a los cursos de antropología,

leyendo.

Festejar los cumpleaños familiares,

leyendo.

Atravesar el África,

leyendo.

Leer como un cacuy,

como un cocodrilo...

si es verdad

que los cacuyes y los cocodrilos

no dejan nunca de leer.

Leerlo todo,

pero leerlo bien.

Leerlo con la nariz,

con las rodillas.

Leerlo por el ombligo,

por la boca.

Leer de amor,

de hastío,

de alegría.

Leer improvisando,

de memoria.

¡Leer todo el insomnio y todo el día!

FOTOS:

-Mis bebés actuales: Herminone y Garion

-Mi incondicional: Sergio

-La bebé que nos dejó este año: Willow

-La viejita extraviada que pasó sus últimos días en casa: Polgara

-Mi biblio: el único tesoro terrenal que tengo.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Cuando la lectura es más que un simple deseo de leer: Mi viciada experiencia de 14 días

Preciosa colaboración de Cris, alumna y amiga, otra lectora voraz que contrajo la "fiebre Crepúsculo".

El calor se hace cada vez más insoportable. Son las 16:42 hora argentina zona Este. Mis ojos piden un descanso pero me niego a ello. Mi espalda está levemente contracturada. Hace muchas horas que me encuentro leyendo sin poder parar, pasando página tras página de la mejor historia que he leído en el último año. El monitor de la PC hace que mis ojos se cansen más de lo normal. Sólo un clic más y todo se habrá acabado. Un monosílabo de tres letras pone punto final al libro en formato digital que hace 3 días me tiene atrapada. Una pequeña y cálida lagrimita rueda por mi mejilla. Fin.

Sí, es sin lugar a dudas la mejor historia de los últimos tiempos. He leído completamente los cuatro libros de la saga Crepúsculo de Stephenie Meyer: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer, los primeros tres en libro y el cuarto en formato digital. Sólo han pasado 14 días desde que tuviera en mis manos Crepúsculo, pasara la primer página y me desplomara cómodamente en mi cama a leer en una tarde de lluvia. A partir de ese momento se me ha visto leer compulsivamente en diferentes lugares de la casa: mi cuarto, un sillón en el living, a la sombra de un árbol en el jardín, junto a la computadora… Hora tras hora sin detenerme, sin mirar el reloj, hasta que mi papá me dijera que ya dejara eso y apagara esa computadora. Tenía razón. No era la primera vez que me sorprendían las 2 de la madrugada en el mismo lugar. Pero la lectura es así de atrapante y capaz de hacerme sentir en 14 días las más diversas emociones: amor, tristeza, enojo, tranquilidad, desasosiego, miedo, expectación, alegría y todas las demás que no somos capaces de explicar.

Muchos se han preguntado qué tienen esos libros que no se puede parar de leer. Creo que a mi criterio lector la respuesta no es difícil aunque sumamente profunda. La saga Crepúsculo nos permite aventurarnos en el mundo de la fantasía y la realidad. Con una historia que transcurre en la actualidad y que a su vez se entremezcla con el siglo XVIII permitiendo poner en juego más cosas de las que nos imaginamos.

El estilo y la calidad con que Meyer crea sus personajes, narra sus historias y describe hechos de la vida cotidiana (como afrontar un cambio de colegio, por ejemplo) llega profundamente al interior de cada uno de sus lectores, tocando las fibras sensibles que más de una vez creíamos perdidas o dormidas, permitiéndonos imaginar, soñar y sentir junto a cada uno de los protagonistas. Pero por sobre todo, devolviéndole vida al perdido romanticismo y haciéndonos pensar que aún es posible encontrar historias similares en la vida real y personas que piensen así.

Contradígame alguna lectora que no haya terminado de leer alguno de los libros mencionados sin haberse encariñado con los personajes y deseado encontrar en algún lugar del mundo un Edward. ¿Por qué? Muy simple: la habilidad con que Meyer ha creado sus personajes termina por enamorar. Los modales y actitudes de los personajes coinciden con el ideal de la gran mayoría de las damas. El amor profundo, verdadero, dispuesto a todo, sin ninguna mancha de morbosidad, comprometido y cuyo único propósito es la felicidad del otro, nos golpea el corazón en cada libro haciéndonos llorar de emoción, deseando que en el mundo todavía queden personas así (y no me cabe dudas que las hay. Sólo es cuestión de abrir bien los ojos para poderlas descubrir.)

En un mundo dividido por el odio, las barreras sociales, raciales, plagado de individualismo y egoísmo, Meyer ha logrado rescatar y poner de manifiesto a través de una nueva mirada aquellos valores esenciales en la vida y que hacen nobles a las personas. ¿Será que es algo que no vemos todos los días? ¿Algo que se considera pasado de moda? Creo que por ahí se encamina el quid de la cuestión y el punto de partida de esa extraña fascinación. En fin, no pretendo ser moralista ni nada por el estilo pero era algo que me pregunté desde el comienzo al fin de la lectura de los 4 libros y escribirlo ha confirmado mis hipótesis.

¿Qué más decir a todo esto? Para los amantes de la buena literatura la saga Crepúsculo es imperdible. Puedo afirmarles que una vez que comiencen a leer no van a poder parar. A todos los que la hemos leído nos ha pasado.

Y una cosa más. Algunos se han dedicado a crear prejuicios en torno a dichos libros. Personalmente los tenía y por más que mi profe y amiga Gabriela me los recomendaba una y otra vez, no tenía el más mínimo interés en literatura de “ese” tipo hasta que mi hermana comenzó a leerlo y lo dejó sobre la mesa de luz de nuestra habitación. “Le voy a dar una miradita a ver de qué va…” me dije ese lluvioso martes por la tarde. Creo que no necesitan que les cuente qué pasó. Solo hay una palabra que lo describe todo: atrapada.

Si les sirve de consuelo así van a terminar: atrapados, fascinados, enamorados. Un buen combo para encontrarlo completo en un libro. Lo tiene todo: romanticismo, suspenso, aventura y ese vicio de no poder dejarlo…

¿Que si los recomiendo? Sin lugar a dudas. No se van a arrepentir de leerlos. El problema llega cuando ya no queda nada por leer. Como decimos por acá: seguiremos soñando ¡y esperando las pelis!

Bueno, esto se está haciendo demasiado largo. Levanto la mirada del monitor de mi computadora y miro hacia fuera, hacia la cálida tarde de noviembre que lentamente llega a su fin. Atardece. Los rayos del sol ya no son tan fuertes y producen un efecto en el cielo y el jardín capaz de dejar sin aliento a cualquiera. El crepúsculo de un día más…Igual que en la saga de Meyer me invita a dejarme llevar por los sueños y sentir. Me voy afuera a disfrutarlo, quizás Edward aparezca a la vuelta de la esquina…

sábado, 15 de noviembre de 2008

Eduardo Dayán, Palomas son tus ojos

Vi por primera y única vez a Eduardo Dayán en Buenos Aires, en el 11.º Congreso Internacional de Promoción de la Lectura y el Libro, en el marco de la 33° Feria Internacional del Libro, cuando fuera a llevar la ponencia “De los agujeros negros que deben sortear los lectores en el Nivel Medio”. Cuál no habrá sido mi sorpresa al terminar la ronda de exposiciones, al recibir el cálido saludo, el aliento generoso y la simpática felicitación de este señor que no conocía ¡y que además era escritor! En los pocos minutos que estuvimos frente a frente descubrí que compartíamos además la pasión por la lectura y la literatura, el entusiasmo por contagiarla a los jóvenes lectores, las ganas de hacer cosas. Luego intercambiamos unos cuantos mails, y la comunicación se diluyó pues honestamente me sentía incómoda por no poder conseguir su novela que prometí leer.
Pasó el tiempo, y al fin puedo decir que ha llegado “ese día” pues no hace mucho pude comprar -en otro viaje a Buenos Aires, ya que en mi provincia fue imposible- la obra de Eduardo Palomas son tus ojos, editada por Norma en la colección Zona Libre.
Puedo decir, sin temor a equivocarme, que es la mejor novela juvenil del género realista romántico que he leído. Es sencillamente exquisita, puesto que a una prosa amena, ágil, matizada de estilo coloquial que asume diversas voces, le suma la belleza de la poesía que se cuela por aquí y por allá, bajo el pretexto narrativo de que Pablo le escribe a María del Carmen.
La historia narra el amor de un chico que ya cursa la universidad y una adolescente que aún se halla en la secundaria, con los consecuentes conflictos que ambos deben afrontar en el contexto familiar. A lo que se suman los prejuicios (tan desgraciadamente típicos de la obtusa sociedad argentina) que se vinculan al hecho de que él es judío y la jovencita no; pero además vemos en un tono sobrio y nada casual, un marco narrativo que incluye un hecho histórico que forma parte de la galería de horrores y deudas de la Argentina: el atentado a la Amia.
Francamente, “Palomas son tus ojos” es una delicia de relato, encantadora y tierna, a la vez que aguda y mesurada al ubicar como telón de fondo hechos que el común de la gente olvida y sobre los que la mayoría de nuestros adolescentes no tienen ni noticia, puesto que los medios de comunicación instalan permanentemente nuevos temas y borran lo que no les reditúa. Pero más allá de esto, la trama no deja de centrarse en una historia de amor de las que todos queremos vivir una vez en la vida.
Sobre el autor
Eduardo Dayan es Profesor de Lengua y Literatura y Licenciado en Letras por la Universidad del Salvador.
Ejerció en escuelas de nivel medio y terciario y dirigió Talleres Literarios en el Programa de la Universidad de Buenos Aires destinado a adultos mayores de 50 años.
Autor de libros orientados a la enseñanza de la lengua y escritor de ficción, con títulos como: Amor con todas las letras (Editorial El Ateneo) y Palomas son tus ojos, con la que ganó el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma-Fundalectura 2002, novela que, según su propio autor, "presenta las dificultades del descubrimiento mutuo en una característica historia de amor adolescente".
Fue premiado en el Segundo Concurso Nacional Docente de Cuentos Infantiles (Ctera-Colihue), en el Concurso Nacional de Cuentos para niños de la Fundación El Libro, en el Concurso de cuentos para cebollitas de ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina) y en el Concurso Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (H.I.J.O.S.).
El Monitor de la Educación, la revista del Ministerio de Educación, publicó en el número de noviembre de 2004 su cuento La escalera de sus sueños.
Fuente:
http://www.barriada.com.ar/EduardoDayan/eduardodayan.htm

NOTA: Hoy, 9 de abril de 2012, me enteré accidentalmente gracias al comentario generoso de una visitante del blog que el 27 de febrero de 2012 falleciera mi querido amigo Eduardo, pues desde aquella vez que nos viéramos e intercambiáramos unos pocos correos mucha agua bajo el puente había pasado y gracias a la tecnología, el amor por la literatura y la palabra nos habían acercado en la distancia.
Extrañaremos su entusiasmo, su alegría de vivir, su gozo de la lectura, su generosidad.

Annette Curtis Klause, La marca del lobo

No sé cuánto tiempo anduve detrás de esta novela a raíz de haber visto la película que llevaba como título precisamente el nombre original del libro de Curtis Klause: Blood and chocolate, hasta que por fin di con ella y pude acceder a su lectura.

Sin embargo, antes de pasar a reseñar el texto voy a dar algunas explicaciones para que no se malentienda ni se comprenda erróneamente mi postura.

Soy una convencida absoluta de que literatura y cine son dos lenguajes, medios, modos de contar historias, distintos y muy particulares. Por lo que en casos en que surgen guiones cinematográficos de la literatura “hago borrón y cuenta nueva”: leo el libro por un lado y gozo la peli por otro como dos cosas ajenas, sin reprochar nada a nadie. Y fui capaz de hacer eso hasta con las dos sagas más amadas por mí: El Señor de los anillos y Harry Potter.

No obstante, aún en este contexto, si yo fuera Curtis Klause le hago un juicio a quienes hicieron el film, a menos, claro, que a ella le haya convenido un poco de publicidad gratuita, porque honestamente sigo preguntándome ¿qué diablos tiene que ver una cosa con la otra? Insisto, derechos pagos hubo, pues en los títulos aparece el nombre de la autora, pero…

Aclaremos: adoro la película, es tierna, dulce, misteriosa, los actores son bellos (quién no cae postrado a los pies de Agnes Bruckner, o se derrite ante los ojos celestes o la sonrisa de Hugh Dancy) e ideales en sus roles, me fascina la transformación de los lobos (por fin me evitaron esa metamorfosis asquerosa de siempre)… Y tiene lo que yo llamo “el espíritu Crepúsculo”, es decir la unión de dos mundos a través de una pareja que supera la barrera de lo inexplicable en virtud de su madurez y del amor.

Ahora bien, coincidencias: cuatro o cinco nombres, el hecho de que haya hombres lobo viviendo en paralelo a los humanos, entre los que hay un grupejo de cinco lobatos transgresores, el dato de que el padre de Aiden sea ex militar… ¡¡¡¡Y NADA MÁS!!!!

Deberían poner en el film “lejanamente inspirado en los caracteres creados por Annete Curtis Klause”, de lo contrario: ¡ES UN ROBO!

Ahora vayamos al libro, que se lo merece, sin duda, pues realmente me encantó, aclarando también que dentro de lo que se publica como literatura juvenil (no se editó bajo este membrete en español, sí fue así en otros países) es lo más "subido de tono" que ha visto la luz (y no lo explico desde la pacatería, sino con sana ironía, por supuesto).

Vivian es una joven muchacha lobo (hasta ahí vamos igual) que vive con su madre (ya cambió la cosa: no mataron a su familia, sólo murió el padre y otra gente) en casa de tío Rudy en Riverview (estado de Maryland, bastante diferente a Bucarest, que estos personajes ni han oído nombrar), quien socorrió a la manada pues toda esta (no huyó solita) debió escapar de Virginia (no Colorado, estados distintos, por cierto) cuando incendiaron la posada que administraban a raíz de un crimen cometido por unos jóvenes hombres lobos y la sospechas que despertaron.

La muchacha es alumna de un instituto secundario (nada de trabajar en una tienda de chocolates) y no tiene amigos allí. Quizá porque su extrema belleza asusta a chicas y chicos por igual, o quizá porque algo les dice que ella es un depredador y los aleja instintivamente. La revista escolar publica un dibujo (ella es la artista y está pintando un mural en su cuarto) y junto a él aparece un poema de otro alumno (Aiden) que parece hablar del contenido de este: la metamorfosis humano/lobo. La joven intrigada lo busca y resulta ser un muy atractivo “hippie” (tal cual, nada de historietista huyendo de la ley) que tiene una banda de amigos/as que se llaman a sí mismos “la Ameba”, los que gustan de ir a recitales de rock y beber gaseosa entonada con alcohol a escondidas, como cualquier adolescente. La chica usa sus generosas dotes seductoras para acercarse a él, tengamos en cuenta que es una joven y madura loba con apetitos carnales más que latentes. Desde entonces se desarrolla un romance turbulento en el que ella es la que lleva adelante la seducción mientras que el chico es un adolescente que se repliega intimidado. Él es un jovencito un tanto ingenuo, que gusta de lo oculto y lo sobrenatural, al que su padre ex militar y su madre y tía -prejuiciosas y santulonas- persiguen pues temen que la curiosidad (bastante tonta) del chico y su (leve) rebeldía sean signos de satanismo (¿? sí, aunque suena absurdo parece el regreso de la derecha desaforada de la década del ’80 que fundó el PMRC*).

La manada debe elegir un nuevo líder en lugar del fallecido padre de Vivian y el candidato más potable parece ser Gabriel, un joven de 24 años, puro músculos -tan atractivo como el seductor Olivier Matínez- e increíblemente también poseedor de mucho cerebro, mesura, fuerza y autoridad, además de la cuota necesaria de ternura (sí, es mi favorito). Este, es perseguido por la viuda -madre de Vivian- y por otra “hermana”: Astrid (que no es madre de Rafe sino su amante).

El joven en tanto (quien sí, monta una motocicleta pero Harley Davidson), hace uno que otro avance hacia la adolescente, quien lo rechaza airada, pero en ningún momento es el acosador del filme, sino un tipo más que consciente de los peligros que corren por la estupidez y los prejuicios humanos, en los que sin duda no se equivoca una pizca; pero que por otra parte es respetuoso de la vida de estos y promueve la prohibición absoluta de hacerles daño (nada de cacerías rituales).

La cosa se complicará cuando se cometan una serie de crímenes atroces e internamente empiecen a sospechar de la manada. A esto se suma que los Cinco, es decir los lobatos con los que Vivian se crio, la persiguen más que entusiasmados reclamando su atención ahora que han dejado la niñez atrás; pero cuyo líder Rafe, quien perdió a su madre en el incendio de Virginia y convive con un padre borracho y resentido, es bastante más que un chico rebelde (ah, al que Aiden ni conoce).

Lo inevitable acontecerá cuando la muchacha crea que puede confiar en el joven humano que ama, y desencadenará así un desenlace inesperado que me pareció espectacular.

¿Recomendado? Sí, sin duda, pero debe leerse como una cosa totalmente distinta de la película; quien sospeche que no pueda: no lo haga. La trama es cautivante, algo desenfrenada para la moderación habitual en los libros para adolescentes, sin embargo la calificación para jóvenes adultos es correcta.

Sobre la autora

Annette Curtis Klause nació en Bristol, Inglaterra, en 1953. Es una escritora especializada en literatura de ciencia ficción para jóvenes.

Desde pequeña le gustaba escribir historias. Según ella misma ha contado, sus tempranas influencias fueron los clásicos como “Baa baa black sheep” y las historias de las películas de terror que le contaba su padre, cuando ella se sentaba en su regazo.

Tenía siete años cuando se mudó con su familia al norte de Newcastle. Pronto empezó a guardar todas las historias que escribía, incluso conserva su primer relato de terror, que escribió con diez años, “The blood ridden pool of Solen Goom”; ella misma lo ilustró y le confeccionó una cubierta. Su deseo ya era convertirse en escritora, y su familia y maestros la animaron. Como le encantaba leer, su padre la llevaba a ella y a su hermana todos los sábados a la biblioteca. “Las Crónicas de Narnia” y las novelas históricas de Rosemary Sutcliff, sobre todo “Dawn Wind”, estaban entre sus lecturas favoritas. A los quince años, la edad a la que leyó su primer libro de vampiros, “The shiny narrow grin”, se trasladó con su familia a EEUU.

Allí asistió a un instituto en Washington DC y durante una época se aficionó a escribir poesía. Más tarde entró en la Universidad de Maryland, donde obtuvo la licenciatura en literatura inglesa y el título de Biblioteconomía.

Después de casarse retomó su afición y empezó de nuevo a escribir relatos de ficción. Pudo ver publicados algunos de sus poemas en revistas no muy conocidas, pero las editoriales rechazaban sus historias cortas de fantasía y terror. Tardó diez años en conseguir que publicaran su primera novela, “The silver kiss”; no lo consiguió hasta 1990. Le siguieron “Alien secrets” (1993), “Blood and chocolate” (1997) y “Freaks: Alive on the inside” (2006)

Annette actualmente vive con su esposo, Mark, en Maryland, donde es bibliotecaria infantil en Aspen Hill Community Library.

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* El Parents Music Resource Center (Centro de Recursos Musicales de Padres) o PMRC era un comité estadounidense formado en 1985 por las esposas de varios diputados. Algunas de sus integrantes fueron Tipper Gore, la esposa del senador que se convertiría en vicepresidente Al Gore […]. Su misión era educar a los padres sobre "modas alarmantes" en la música popular. Aseguraban que el rock apoyaba y glorificaba la violencia, el consumo de drogas, el suicidio, las actividades criminales, etc. mientras que abogaban por la censura o la catalogación de la música.

En 1987, Mary Morello fundó Padres a favor del rock y el rap, un grupo de derechos civiles para contrarrestar lo que consideraba un ataque a la libertad de expresión y creación.

(FUENTE:

http://es.wikipedia.org/wiki/Centro_de_Recursos_Musicales_de_Padres)

viernes, 7 de noviembre de 2008

jueves, 6 de noviembre de 2008

Andares del estudio: lo que me ha deslumbrado en estos días de ostracismo lector/escriturario

Este pobre blog y mis estimados lectores han sido sometidos a mi terrible abandono, pero todo tiene un por qué: último mes de clases con el respectivo cierre de proyectos escolares, a lo que se suma que esté sepultada leyendo textos digitales y de los "otros" para parir el segundo trabajo parcial de la Diplomatura Superior Escritura, Lectura y Educación que realizo en FLACSO virtual. Así las cosas, deseo compartir con ustedes algunas de las lecturas que estoy realizando, obviamente las que me desestabilizaron, me impactaron, me emocionaron...

"El caso Potter desde algunos aspectos, además de tratarse de un récord de ventas que sorprende al mercado, es un fenómeno mucho más amplio que involucra varios aspectos en relación con la lectura: por un lado se trata de libros que los padres compran a sus hijos, los regalan, los eligen para ellos, es decir, los legitiman ante ellos. Por otro, los libros no sólo se gozan y se desean, sino que las derivaciones de su lectura se socializan, es decir que se da un proceso de comunicación de lo leído entre los pares, se da cuenta de lo leído ante otros, que comparten la experiencia. Éste es exactamente el efecto de lectura deseado cuando proponemos la lectura de textos literarios. Estos mismos lectores se convierten en agentes de promoción de la lectura de estas novelas en la medida en que duplican la tarea de sus padres al regalarlos, elegirlos, recomendarlos para sus amigos, es decir que valoran al libro como objeto que debe ser leído, reconocen su valor y su función. Y algo más, como se trata de una saga, esperan las futuras incidencias de la escritura, entran al juego de ver “qué más puede pasar” con esta historia, proyectan, despliegan el horizonte de posibilidades de la escritura, en su imaginación planifican y escriben el libro que desean. ¿Qué se quiere, sino esto, cuando se intenta transmitir el placer de leer? Quizás la pregunta del adulto, por qué los chicos leen cada vez menos, se deba reformular de este otro modo ¿por qué los chicos no quieren leer lo que nosotros queremos que lean? Padres, bibliotecarios, animadores, maestros, profesores de literatura... Si el deseo como lectores adultos se basa en democratizar la lectura, en hacerla libre y abierta para todos, en volverla viva y activa, se puede comenzar –o recomenzar–- por leer literatura, seguir por ofrecerla a los lectores en formación con la misma pasión con que se ejerce la práctica solitaria de su lectura. Y aceptar que los lectores no son todos iguales; que hay un universo de experiencias previas de lectura determinando el modo de ingreso al libro y sus posibles rutas, su tránsito por él; que la lectura no se impone, se ofrenda; que no todos van a gustar del mismo modo de los libros que se aman; que hay gente que elige no leer, tal como sostiene en sus “Derechos del lector” Daniel Pennac: ...la libertad de escribir no puede ir acompañada del deber de leer.

[...] En el fondo, el deber de educar consiste, al enseñar a los niños a leer, al iniciarlos en la Literatura, en darles los medios de juzgar libremente si sienten o no la “necesidad de los libros”. Porque si bien se puede admitir perfectamente que un individuo rechace la lectura, es intolerable que sea –o se crea– rechazado por ella. Es inmensamente triste, una soledad en la soledad, ser excluido de los libros..., incluso de aquellos de los que se puede prescindir. (1994: 147) Si el mensaje es que la literatura realmente se vive como algo apasionante de lo que no se pueden perder, se deberá dejar que estos lectores entren lentamente al mundo de la literatura y que se vayan instalando hasta sentirse cómodos en él; después podrán elegir, abandonar, repetir sus lecturas.

[...] Y algo más, la palabra libera, por eso leer literatura en la escuela “sirve” para algo más que para saber hacer guías de análisis, encontrar en los textos las clases de palabras, poner etiquetas de movimientos, períodos y corrientes, sirve para crecer y para ser libres."

Lectura y escuela: Prácticas literarias y selección de textos Carola Hermida, Mila Cañón y María José Troglia

“[…] En verdad, la lectura -cuando es vivida como experiencia en vez de requisito de actividades profesionales u ocasión de solaz- es una actividad contranatura y potencialmente desestabilizadora del ánimo e incluso del organismo. Los libros son equivalentes a las drogas. Una biblioteca puede ser adictiva y tal afición nos arrebata de la condición inevitable de seres prácticos y utilitarios. La lectura es contranatural porque supone esfuerzos físicos continuos y a la postre incómodos: la espalda se curva, el ojo se enrojece, la mirada se va angostando. Además, supone trabajos espirituales desacostumbrados ya que han de quedar involucradas técnicas de intensa concentración mental y atención visual. Al fin, los libros exigen destruir la concepción cronológica y cronometrada del tiempo con el fin de poder habitar tiempos que nunca han ocurrido o que nunca tendrán lugar. La lectura constituye una de las modalidades de la duración y tal instante duradero sólo declina cuando el sueño o la intromisión de estímulos exteriores superponen el tiempo "social" sobre nuestra intimidad con los libros. En suma, la lectura es una pasión a la cual entregamos el tiempo que no tenemos y que nos exige posturas corporales contrahechas y contracturales. ¿Cómo ocurre entonces que una persona, una vez superados los escalafones escolares y los umbrales etarios, todavía continúa siendo un lector? En verdad, no lo sabemos.

[…] Lo que el alimento y el agua son al hambre y a la sed lo es el libro a la mente inquieta. Y una cualidad de nocturna urgencia animal empuja la mano tanto hacia la mesada de la cocina como hacia la mesa de luz.

[…] La lectura tarde o temprano llega a un fin. A veces, tanto nos atrapa un libro, tanto nos ha apetecido el relato, tanto nos hemos habituado a sus personajes, que preferimos que esa historia sea interminable. Ralentamos entonces la lectura, con tenacidad de avaros contamos cada página hasta que al fin todo culmina. […]”

Bloque 5- Clase 16: La letra y su molde. Meditaciones sobre lectura, escritura y tecnología. C. Ferrer.

domingo, 26 de octubre de 2008

Stephenie Meyer , "Eclipse" y "Amanecer" (Alfaguara)

Sí, ya sé que hace rato vengo expresando directa o indirectamente mis opiniones sobre estos libros y difundiendo su lectura, además de promocionar la película Crepúsculo. Sin embargo debía una reseña -con todas las de la ley- de la tercera y cuarta parte de la que es la tretralogía más impactante de los últimos tiempos, si de literatura juvenil se trata.

Parece tan lejos aquella que publicara de Crepúsculo y Luna Nueva el 25 de abril de 2007. ¡Y las fechas se confabulan en sus similitudes!, pues este 25 de octubre ya es un día especial para mí, cierra un ciclo: he terminado la lectura del tomo IV: Amanecer (del “libro”, pues ya había accedido a la versión digital), un mes antes de que se cumplieran dos años de que abriera por primera vez Crepúsculo -el 24 de noviembre de 2006-, novela que mi esposo me regalara días antes de internarme para operar mi rodilla derecha, y cuya lectura iniciara esa mañana, en la espera hambrienta y agotadora de la intervención quirúrgica, y siguiera leyendo dolorida y desvelada hasta terminar dos días después. Sin saber, por cierto, que habría un antes y un después, como lo hubo con Harry Potter, para mí y para tantos lectores.

Es probable que este escrito vaya a engrosar, sin pena ni gloria, la infinita cantidad de textos que circulan en la red acerca de estos libros; no obstante, eso es lo que provocan las experiencias fuertes con la lectura: ganas de escribir, ganas de hablar sobre ella, de hermanarse con los que sintieron lo mismo que nosotros al sumergirse en esas páginas entrañables y que tanto extrañamos al cerrar las tapas.

El argumento de la saga de Meyer lo sabe “todo el mundo”, pero aún así siempre es posible que algún periodista trasnochado publique cualquier estupidez. Vi hace muy poco un titular que hablaba de ella como que era la escritora que conquistaba a los niños: ese sí que no leyó nada.

Por eso, no creo que sea ocioso -teniendo en cuenta a los adultos mediadores que de vez en cuando se dejan caer por aquí y tal vez no conocen las novelas-, contar muy brevemente de qué van las historias. Me resuena en la mente la pregunta asombrada de una colega lealmente interesada en posibilitar el acceso a sus jóvenes lectores a literatura que los apasione… ¿qué tienen esos libros?

Allá voy… Bella Swan, adolescente tímida y muy torpe, pero extrañamente madura, ingresa a una nueva escuela pues se ha trasladado desde la casa materna en Phoenix a vivir con su padre en Forks (estado de Washington); allí se enamora de Edward, el joven más increíblemente atractivo del lugar que como añadido es -como toda su familia: los Cullen- un vampiro bondadoso. En las dos primeras novelas pasa más de una prueba, pues no sólo es perseguida como posible alimento de vampiros menos escrupulosos que los locales, sino que dado el riesgo que supone gozar ese vínculo para la chica humana, el apuesto Edward cree que la separación el único modo de mantenerla viva. El crecimiento de una amistad única con un muchacho quileute Jacob -Jake-, a la vez que la explosión demográfica de jóvenes hombres lobo en la reserva de la Push -quienes son los enemigos ancestrales de los vampiros-, el reencuentro con Edward y fortalecimiento de la joven pareja en un amor épico, sumados al convencimiento y aceptación definitiva de que Bella es y será parte de la vida de los Cullen en adelante, permitirá el avance y complicación de la historia.

En el tercer libro -Eclipse- Jake se transforma en un competidor persistente que desea conquistar el corazón de Bella, y ese amor será el puente que unirá al bando de los vampiros y los lobos en la lucha contra un enemigo común, y hará surgir una especie de amistad antagónica entre este y Edward pues la muchacha a la que adoran amerita la tregua. El cuarto libro -Amanecer- trae complicaciones inusitadas y lo que se suponía iba a ser la culminación de la espera de Bella para transformarse en vampiro y unirse para siempre a Edward, resulta mucho más que eso, pues surge un hecho totalmente inusitado que hace madurar a los personajes y sin lugar a dudas termina siendo indeciblemente más fuerte que la historia de amor de dos adolescentes intemporales. Agregar cualquier dato sobre el último tomo es arruinar la sorpresa.

Ahora bien… ¿qué se puede expresar que no se haya dicho ya? Como adulta crítica, lectora voraz, empedernida y defensora acérrima de la literatura juvenil, pero además como “mediadora” entre los chicos y los libros, no dudo en lo más mínimo en ponerle un rotundo diez a toda la saga, si ese fuera el tope calificativo.

Es atractiva, interesante, apasionante. Da una vuelta de tuerca al mito del vampiro de forma adecuadísima y original, reutilizando cuanto elemento se haya escrito en torno al personajes y yendo más allá, pues como he dicho en otro lugar de este sitio pueden hallarse resonancias de otras historias vampíricas para lectores adultos renovadas de modo magistral. Equilibra fantasía y realismo, romance y horror. Está excelentemente escrita, si bien debo reclamar a Alfaguara una traducción un tanto localista de la península, lo que en una edición española mundial es un error importante; e incluso sin llegar a erigirme en purista son notables ciertos errores de expresión y ortografía, sobre todo en el último tomo. Lo que me hace respetar aún más el esfuerzo de los fans traductores, puesto que en ciertos aspectos estos llevan ventaja, superando a personas a las que les pagan un sueldo por su trabajo.

Otra cuestión que no puedo dejar de indicar es que las tramas sucesivas no decaen, hay en ellas un mantenimiento de la tensión, una solidez que les da unidad, una coherencia en el clima narrativo manejado con precisión que es difícil de hallar, y esta es una cualidad que aprecio sobremanera, que exijo a la literatura en general y a la destinada a los jóvenes muy en particular. Esta es una virtud que admiro también en las novelas de Rowling o en la saga de Pullman dedicada a Sally, lo que incluso autoras como Anne Rice -por citar una escritora de fantasía vampírica actual- no logra pues sus intrigas tropiezan, suben, bajan y se tambalean en más de una ocasión, y sí es una cualidad de los maestros, como Stephen King.

Un aspecto que deseo destacar es la maestría de Meyer para narrar el romance sin caer en la más mínima cursilería, con una exquisitez, profundidad y estilo equiparable a cualquier clásico, y sostengo esto con total conocimiento de causa puesto que he podido en mis andanzas lectoras frecuentar el género romántico en todos sus tipos. Lo que a su vez me lleva a otra cuestión, en estos tiempos de pornografía desenfrenada, sexo a la carta a través del celular, amor de eslóganes publicitarios y de pseudo-poesía en pps que circula en la red. El amor serio, comprometido, total, que es pasión y el vínculo indoblegable, que es generoso y maduro, que crece y va evolucionando, que se atreve a decir para siempre, no está de moda en el siglo XXI, tampoco parece cosa ni siquiera de los adultos actuales, los que a su vez les enseñan a los adolescentes que el amor es desechable. Pues por eso mismo, creo que es genial que Meyer hable de ese Amor, y además que con un lenguaje sugerente y delicado incluya el sexo en su última novela sin caer en fraseología barata de novela rosa ni en explicitaciones groseras.

Una cosa más que me hizo respetar a Meyer es la participación en la trama de los pueblos originarios tanto de su país como de Latinoamérica. Que aparezcan personajes del Amazonas y ¡dos mapuches! en el desenlace de la historia me alucinó, no me lo podía creer. Y no me importa si los quisquillosos de siempre salen a despotricar por cualquier error que haya acontecido al mencionar leyendas propias de dichos pueblos... ¡es ficción!

*En la foto Stephenie Meyer aparece con los jóvenes actores que se transformaron en Bella y Edward en el cine y cuyos rostros serán los de los personajes para la posteridad, Kristen Stewart y Robert Pattinson.

jueves, 16 de octubre de 2008

PPS renovado y ponencia "¡Alohomora! ...O de las puertas que abrió Rowling"

La asistencia al 1° Congreso Internacional de Literatura para Niños: Producción, Edición y Circulación, organizado por Ediciones La Bohemia, llevado a cabo en la Biblioteca Nacional, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los días 13 y 14 de octubre, constituyó una experiencia sumamente enriquecedora, interesante y positiva. No sólo fue más que excelente el nivel de los expositores a los que tuve el privilegio de escuchar, entre los que se contaron algunos de los referentes nacionales e latinoamericanos de la literatura para niños y cuestiones ligadas a esta (Laura Devetach, Gustavo Roldán, María Teresa Andruetto, Ana María Machado, Itsvanch, Teresa Colomer, Gustavo Bombini, Sandra Comino, Lidia Blanco, Susana Itscovich, Iris Rivera, Esteban Valentino, entre otros). Sino que la atención personal y extremadamente dedicada que nos brindó en todo momento Valeria Sorín -la editora-, la buena voluntad de quienes trabajaban con ella para solucionar todas aquellas cuestiones que se revelaron como dificultades operativas de la puesta en marcha de semejante evento, fue asombrosa.

Además no sólo tuve una compañera de diez en esta vivencia (¡Gracias Norma! querida amiga/colega de Gualeguay) sino que conocí gente genial como la novel escritora Marisa Pérez, colega de Mendoza, y Leo Batic, un artista increíble.

Dejo a disposición y como lo prometiera el PPS de mi ponencia -ahora más extenso y con fotos de los libros analizados-, así como el texto de esta que puede ser descargado aquí. A la brevedad postearé el video de la exposición.

Desgargar: "¡Alohomora! ...O de las puertas que abrió Rowling" (versión renovada 2008)
Alohomora Lic G Monzón
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domingo, 12 de octubre de 2008

¡Alohomora!... nuevamente.

Gracias a mi querida investigación "¡Alohomora! ... O de las puertas que abrió Rowling", sobre literatura juvenil que mis lectores ya conocen, pues ha aparecido más de una vez como fuente de entradas de este blog, se me abre nuevamente una puerta. Llevo la ponencia del mismo nombre -un tanto reformulada para actualizarla- al 1° Congreso Internacional de Literatura para Niños: Producción, Edición y Circulación, organizado por Editorial La Bohemia en Buenos Aires, los días 13 y 14 de octubre de 2008. Publicaré video y fotitos al regreso, por supuesto.

sábado, 11 de octubre de 2008

Melissa Marr, “Encanto fatal”


Si bien podría decir que inicié mi itinerario en el mundo feérico entrando por la puerta grande que me abrió Tolkien, en realidad no lo sabía con exactitud, pues predominaba en este ingreso el acceso a la literatura épico fantástica que me llevaría a codearme feliz con Weiss y Hickamn, Eddings, Kay, Cooper, y tantos otros de mis más entrañables autores.
Pasó el tiempo y un día descubrí el mundo de los elfos/hadas en un género distinto: el fantástico ambientado en el pasado y el presente históricamente identificables, y las artífices de este maravilloso encuentro fueron Sally Gardner con Las mágicas aventuras de Coriandro y Holly Black con su Tributo de la Corte Oscura
Y me enamoré, irremisiblemente y para siempre…
En fin, las hadas tienen ese extraño poder de subyugar a quienes osamos verlas. Pero creí que nada podría superar ese primer amor, hasta encontrar a Melissa Marr y Encanto fatal.
Debo reconocer que el título en español -casi de novelita cursi y liviana, de lo cual está más que alejada la historia de Marr- no le hace ni pizca de justicia, sobre todo cuando el original es Faerie in the dark I, (comparen y saquen conclusiones…)
Así las cosas, habiendo leído en la red el argumento de la nueva saga en cuestión (gracias a mis amigas de www.juvenilromantica.blogspot.com), me sentí moderadamente interesada, hasta que leí la primera página, lo que originó una especie de frenética y apasionada… ¿cómo llamarla?... necesidad imperiosa de seguir leyendo. Sí, ya sé que tengo el amor fácil con la literatura fantástica juvenil, pero creo que en el sitial en el que tengo a Harry Potter, a la saga de Crepúsculo, y quizá a Memorias de Idhún, sólo se habían acercado las dos autoras mencionadas, hasta descubrir esta novela de Melissa Marr, claro.
En mi hogar ya es sabido que en algunos períodos de lectura dejo de existir para el mundo, los mencionados libros me han provocado eso, y Encanto fatal también, por lo que el título que me causa escozor se volvió casi premonitorio: una risueña ironía.
Aislinn ha vivido toda su existencia simulando no ver el mágico y atrozmente hermoso mundo de las hadas que transcurre paralelo al de los humanos, y que debiera ser invisible para ella como para cualquier mortal; sin embargo cargar con este designio que ha apesadumbrado a las mujeres de su familia se vuelve más que peligroso cuando un rey elfo -el magnífico Keenan- se propone conquistarla. La relación única y francamente envidiable (para cualquier mujer de este planeta y aledaños) que mantiene con su extravagante y maravilloso amigo -Seth- está al borde de transformarse en algo más profundo, pero esto será posible sólo si logra resolver la absurda situación en la que se halla, de la cual sólo podrá salir -aunque dude al principio- asumiendo lo que es, lo que puede ser y confiando en quien le es incondicional en cualquier circunstancia.
No pude dejar de sentir en todo momento que Seth era el Edward de esta historia, y que reunía en su sencilla humanidad todas las cualidades inefables que el joven vampiro tiene en la novelas de Meyer.
Decir que lo recomiendo es poco, pero claro, en Argentina habrá que seguir esperando para que lo editen, como ha sucedido ya tristemente con tantos libros del género.
Sobre la autora:
Melissa Marr se licenció en Literatura y Estudios de Género en la Universidad de Pensilvania.
Ha sido profesora y ha realizado trabajos de lo más variados, como excavaciones arqueológicas y camarera en bares de motoristas.
Encanto fatal, su primera novela, cosechó un enorme éxito de inmediato, colocándose desde la semana posterior a su publicación en los primeros puestos de la lista de libros más vendidos del New York Times.
Fuente de los datos biográficos: http://www.salamandra.info/ficha_autor.php?codi=243