jueves, 22 de febrero de 2007

Historias de lecturas II

Estas vivencias pertenecen a alumnos con los cuales en algún momento coicidimos en el devenir de las aulas y me confiaron sus encuentros y desencuentros con la lectura...

  • "Mis experiencias con la literatura no han sido malas, salvo una vez. Era en el Círculo de Lectura, escogí un libro que me gustó por su contratapa; al leerlo disfruté de él, fue apasionante, era una novela relacionada con la vida real. Fue una de las pocas veces que quedé satisfecha al leer en el Círculo… Al finalizar el trimestre como todos los años se hacía una prueba sobre la novela leída; [...] tuve que hacer cinco veces el mismo trabajo, cambiando mis palabras por las que a la profesora le gustaban. Y en la última entrega con todas mis ideas derrumbadas, y la profesora cansada de leer tantas veces el mismo trabajo,... lo aprobó."

  • "A mí me pasó algo positivo en tercer año cuando leí Mi planta de naranja lima, porque yo siempre me preguntaba ¿cómo puede ser que haya personas que se pongan tristes al leer un libro? Y cuando leí este libro, no sólo me causó tristeza sino que hasta lloré y en ese momento descubrí que los libros no sólo se leen, también se sienten."

  • "Yo nunca leía. Ahora leo cada tanto, pero lo que me gusta. Creo que no leía porque no encontraba el autor que satisficiera todas mis necesidades, que escribiera y dibujara todo lo que quería leer y ver. Por eso leía sólo historias de detectives [...] y todavía me gusta leerlas. Pero hace un año y medio más o menos me encontré lo que durante tanto tiempo había buscado, algo que cumpliera todas mis reglas. Así, por la sugerencia de una conocida me enamoré de Tolkien, en principio por los dibujos, después leí un libro, y ahora no paro más."

  • "En las vacaciones del año pasado leí El amor en los tiempos de cólera, fue una experiencia única, que no podré olvidar. Fueron sentimientos confusos, agradables y no. Agradables porque conocí una historia espectacular y además porque descubrí una forma o un estilo diferente de escribir. Esto último me atrapó totalmente, porque era como si me trasladara en el tiempo de un instante a otro, lo cual hacía más atrapante la historia. Pero, por el contrario, esta experiencia no me agradó al darme cuenta de que yo no podía escribir ni siquiera tres palabras que concuerden."

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