Texto escrito por V. F.
La autora era socia del Club de Jóvenes Lectores y este cuento fue publicado en Libromanía, Revista del Club de Jóvenes Lectores, María Grande - AÑO 2 – NÚMERO DOS, junio/julio de 2004, Año del Centenario de María Grande.
Rara vez Luz iba al museo pero esta vez tenía que ir si quería averiguar lo que pasaba. Como le apasionaban los misterios; lo que debía averiguar era por qué había un cuadro hecho hacía un mes por una persona fallecida hacía tres años.
Así que, fue a hablar con Frodo, el guardia del lugar, para ver si él había notado algo raro, si no había visto a alguien. Él no supo contestarle.
Pero le dio un dato. Este era que, la persona que traía los cuadros decía que eran un recuerdo de su mujer.
Luz observó la pintura, anotó todo lo que decía esta y se fue a su casa.
A los días se le ocurrió que podía ir al registro civil a que le dieran información de algún pariente. Allí le dieron la dirección de la casa donde se encontraba el esposo y sus tres hijos.
Pasaron cuatro días y Luz decidió ir a la casa. Llegó y la tendió la sirvienta, esta tenía un cartelito que decía Jacinta. Jacinta le preguntó qué andaba buscando y Luz le dijo que necesitaba hablar con el señor Emanuel. La mujer la hizo pasar y al instante apareció Emanuel, él la invitó a sentarse y le preguntó quién era y qué necesitaba.
Luz le contestó que quería saber qué le había pasado a su esposa; él con los ojos lacrimosos le contó que una noche de lluvia venían de una fiesta y el auto se fue para la banquina y se dio vuelta, y que Inés había muerto al instante, él se salvó de suerte. Dijo también que cuando estaba en el hospital se le apareció el alma de su mujer y le dijo que cuidara a los chicos.
Cuando Emanuel terminó de hablar Luz le preguntó si ya hacía tres años del fallecimiento y él le dijo que sí, entonces ella le contó lo del cuadro. Él no lo podía creer, pero no pudieron seguir hablando porque justo entraron los chicos. Estos se presentaron: Lucas era el más grande y tenía doce, Laura tenía ocho y Lucio cuatro años.
Luz como no sabía qué hacer se preparó para irse, el señor le dijo que si necesitaba algo volviera, Luz le contestó que con gusto volvería y se fue.
Cuando llegó a su casa, llamó a su mejor amiga, Sandra, para que fuera, que le tenía que contar algo. Cuando Sandra llegó, Luz le contó todo hasta el último detalle y le dijo que Emanuel no le había dicho si su esposa era o no pintora, aunque había muchos cuadros y todos tenían el nombre de Inés. Le pareció que algo raro pasaba, además estando en la casa había sentido ruidos en el sótano.
Luz siguió yendo a la casa de Emanuel con cualquier excusa, hasta que un día se metió en el sótano y se llevó una gran sorpresa. Junto a ella había otra persona y según la foto que le habían mostrado era Inés. Eso terminó de confundir a Luz.
Lo bueno fue que ninguna de las dos gritó, pero Luz no aguantó y le preguntó si era Inés. Ella le dijo que sí. Luz le pidió que le contara por qué estaba ahí, e Inés le narró que su marido había inventado lo del choque, que en lugar de ella habían enterrado a una muñeca idéntica a ella y que sus hijos creían que estaba muerta. También le dijo que su esposo la obligaba a hacer cuadros que él después vendía a más de diez mil pesos y que por eso tenían semejante casa.
Después de lo que le relató Luz dijo que llamaría a la policía y que la iba a ayudar, salió del sótano, entró a la casa y sin que nadir la viera agarró el teléfono y llamó a la policía. Ellos le dijeron que iban para allá.
Pasaron cinco minutos y tocaron el timbre, Jacinta atendió y era la policía. Esta se asustó pero ellos le dijeron que llamara al señor de la casa. Jacinta fue y lo buscó mientras Luz les contaba todo, estos le dijeron que no se preocupara y que buscara a Inés.
En ese momento llegó Emanuel, y Luz trajo a Inés.
Ella preguntó por sus hijos y Jacinta le dijo que estaban en el patio.
Los agentes se llevaron a Emanuel y a Inés la dejaron en la casa con sus hijos, ella estaba tan contenta que se olvidó de que Luz estaba en la puerta despidiendo a la policía, cuando ellos se fueron, la chica le pidió a la mujer que disfrutara mucho y que no se preocupara por Emanuel porque tendría que cumplir años de condena. Cuando terminó de hablar, Inés le dio las gracias y le solicitó que la fuera a visitar.
Y así fue como Luz resolvió el caso del cuadro de la muerta.
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