Tomar conciencia de nuestras flaquezas y de nuestras virtudes no parece ser una habilidad muy extendida en la humanidad, y no es necesario aclarar que en el ámbito educativo parece suceder lo mismo que en cualquier casa de vecino, como suele decirse.
Ahora bien, la realidad nos da sorpresas de vez en cuando y estas provienen de nuestros alumnos puestos a pensar en sus dificultades a la hora de trabajar en el ámbito escolar. Veamos un ejemplo de análisis responsable y maduro, y pensemos si nos es posible hacernos cargo de la parte que nos compete como adultos y docentes.
Es muy común escuchar acusaciones de todo tipo hacia nuestros jóvenes alumnos, y no es una mala idea arriesgar como posible teoría que sus características están directamente relacionadas con las de los "grandes" que tienen a su alrededor... para bien o para mal.
Los chicos de 9° año pensamos en relación con nuestra forma de trabajar
Nuestras fortalezas:
Somos inteligentes, capaces.
Cuando queremos y nos lo proponemos: podemos estudiar, lograr una meta, portarnos bien o cambiar nuestra disciplina.
Nos ayudamos.
Cuando algo nos interesa prestamos atención.
En grupos (de no más de 4) trabajamos bien.
Somos un buen grupo, bastante compañeros.
Ya nos conocemos nuestras mañas (vicios) y nuestra forma de trabajar.
Nos defendemos.
Hacemos las tareas, repasamos.
Algunos no nos enganchamos en pavadas (bobadas).
Nuestras debilidades:
Somos distraídos, charlatanes, inquietos, contestadores.
Nos mandamos macanas (equivocaciones), provocamos disturbios, nos metemos en cosas que no debemos.
Cuando alguien hace un chiste pequeño, se transforma en una bomba y se arma un lío.
Nos burlamos mucho, ponemos apodos o sobrenombres.
Nos ponemos a hacer pavadas cuando nos aburrimos.
No atendemos las explicaciones ni a los demás.
Hacemos silencio por muy poco tiempo.
El conocernos mucho ha llevado a tomarnos confianza y faltar el respeto.
No estudiamos.
Salimos del aula sin permiso.
Hacemos enojar a los profes.
No nos gusta escribir.
No participamos.
Mandamos cartitas en clase.
Pensamos mucho y actuamos poco.
Aunque no nos gusten las ideas de los demás no hacemos nada.
Algunos hacen como que no entienden y hacen perder el tiempo.
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