lunes, 31 de diciembre de 2007
viernes, 28 de diciembre de 2007
Paul Stewart y Chris Riddell. Crónicas del límite: Más allá del bosque.

Debería agregar un nuevo título a los que me robaron el corazón durante el año 2007. Puesto que estoy fascinada con esta belleza, es una obra de arte en todos los sentidos, constituye una mágica aventura para niños (y para todos los que tenemos el corazón anclado en la infancia), primera parte de una extensa saga de estos autores ingleses.
En realidad, actualmente en español se hallan publicados dos títulos que forman parte de una serie de tres trilogías (en inglés han aparecido ocho títulos ya). Este, que cayó en mis manos por sugerencia de mi esposo un día en que “revolvíamos” una librería, constituye la primera parte de la Trilogía de Twig. Existen en inglés una trilogía previa: la de Quint (el papá), y una posterior: la de Rook (el nieto de Twig).
¿Qué puedo decir? El libro es adorable, tierno, simpático, imaginativo, atrapante, y las imágenes son total y absolutamente magistrales. No me alcanzan las palabras para describir el modo de ilustrar de Riddell: es único, los detalles, la precisión, la originalidad, la creatividad son alucinantes …
Hay comparaciones inevitables que se me ocurren al leer Más allá del bosque, y de ninguna manera son para minusvalorar la obra, al contrario, pues hallo que tiene lo mejor de otros autores: Tolkien, Rowling, Brian Jacques y Angie Sage.
Por un lado, me trae a la memoria el ingenio de Rowling por la prolífica creación de animales fantásticos, a la vez que se me cruza en la mente Angie Sage quien recrea múltiples seres fabulosos en su serie Séptimus. Por otro lado, me hace pensar en la magnífica creación de Jacques y su serie de Mossflower, no sólo por sus animales encantadores, sus correrías en el bosque y los magníficos festines de Redwall, sino por la belleza de las ilustraciones. Y por último, el joven Twig, quien debe adentrarse en el Bosque Profundo, me recuerda las aventuras de los hobbits del maestro Tolkien, pequeñas criaturas frágiles que descubren la valentía frente a los sucesos que los avasallan.
Twig, no es un troll, y si bien ellos lo criaron con cariño, debe emprender la búsqueda de su destino más allá del bosque; es así que inicia la aventura, soñando con los piratas del cielo y temiendo que si se aleja del camino -cosa que jamás haría un troll- pueda extraviarse y correr mil peligros… lo que precisamente le sucede. Y así conocerá a los diferentes seres que pueblan el Bosque Profundo, unos bondadosos, otros malvados, pero siempre exóticos: el aerogusano, el machacacráneos, el pájaro canter, los matarifes, los trasgos fermento, el amable oso bander, el chupaputre, la ogras troglo, la blablatroll, y por fin los piratas del cielo… La historia queda abierta para futuras andanzas, pero puede leerse sin ningún problema ya que la trama cierra en su eje principal.
Encantadora, esta novela merece ser leída sin dudar por todos aquellos que como Twig soñamos con alejarnos del hogar y enfrentarnos a un mundo lleno de misterios y peligros sin igual.
Los autores.
Paul Stewart nació en 1955 en Londres. Se graduó en la Universidad de Lancaster. Trabajó por varios años como profesor de inglés como lengua extranjera en Sri Lanka y cuando volvió a Inglaterra continuó enseñando, hasta que se dedicó tiempo completo a escribir. Su primer obra apareció en 1988 y ha publicado numerosos libros para niños.
Vive en Brighton con su esposa –docente de escuela primaria- y sus dos hijos.
Chris Riddell
Es un ilustrador de numerosos libros para niños, y caricaturista destacado, ha recibido numerosos premios por su labor, que constituye un tipo de dibujo muy distintivo y particular con fascinantes detalles y elementos fantásticos. Regularmente aparece como caricaturista político en The observer.
Vive en Brighton con su esposa y su hijo.
Roderick Gordon y Brian Williams. Túneles.
Acabo de terminar de leer Túneles, la novela que fuera publicada originalmente en el 2005 bajo el título The Highfield Mole, iniciando de la serie The Circle in the Spiral, y que fuera descubierta y reeditada posteriormente por Barry Cunningham el editor que diera a conocer las novelas de J. K. Rowling.
En principio, creo que habría que quitarse de encima la presión ejercida por los medios y el mundo editorial en torno a que esta nueva serie sería la supuesta sucesora de Harry Potter.
No sólo porque esto es sólo un burdo mecanismo de mercado para atraer compradores, sino porque en realidad cada libro vale en sí mismo y la saga de Harry Potter es insustituible en el corazón de quienes la leímos y la amamos. Pero además hay otra cuestión que parecen obviar- tanto este señor Cunningham como los que hacen eco de la afirmación-: hay montones de títulos excelentes de literatura juvenil, series de numerosos volúmenes que podrían atrapar la pasión de los lectores jóvenes y les permitirían continuar diversos itinerarios por el mundo de la ficción, ellos no están esperando que alguien milagrosamente los descubra, y los lectores somos bichos raros que compartimos esta información y generosamente nos convidamos… Vean si no este blog…
Una vez dicho esto, puedo afirmar si vacilar que vale la pena disfrutar la novela por lo que es en sí misma y sin obsesivos encasillamientos: una historia apasionante, entretenida y diferente. Primero que nada porque no es de género fantástico sino de ciencia ficción, y no la ciencia ficción a la que nos tiene acostumbrados el cine de los últimos tiempos: futurista y llena de avances tecnológicos desbocados, sino aquella que nos recuerda -a los que tenemos unos añitos más o unos recorridos lectores particulares- al género fundado por Julio Verne y H. G. Wells, el que en este mundo que conocemos devela otras reglas, otra ciencia y otra tecnología que no nos resulta familiar. Recorriendo estas páginas es imposible no sentir una leve familiaridad con Viaje al centro de la tierra, e incluso para los que leímos en algún momento Mark Twain, rememorar la caverna en la que Tom Sawyer y su joven amiga se extravían.
Will Burrows es un joven inglés de 14 años, aficionado como su padre a la arqueología, interesado en excavar en busca de enterrados tesoros que revelan la historia de las personas. Este pasatiempo es el que le permite emprender con su único amigo Chester -otro adolescente un tanto rechazado como él- la búsqueda de su padre que ha desaparecido aparentemente a través de uno de sus proyectos subterráneos.
Nada los prepara para el mundo increíble que descubren bajo la tierra, una civilización con un estilo de vida propio, con una ciencia y una naturaleza que no entienden, y un extendido desprecio hacia los habitantes de la Superficie alimentado por el gobierno autoritario, pseudo religioso y fascista de los stix; lugar en el cual, increíblemente Will hallará mucho más de lo que espera: información sobre su identidad, su origen y su vida.
La trama no decae y siendo esta una de mis exigencias habituales a una historia, no me defrauda en lo más mínimo. La aventura oscila entre la acción vertiginosa y la preparación para ella, los personajes de cualquier edad pasan por peligros y pruebas insospechados y a veces brutales, se topan con la maldad y la bondad en quien menos esperan y prevalecen por la fuerza de su voluntad, la fidelidad y la amistad entre ellos, además obviamente de un poco de buena suerte…
Espero ansiosa una segunda parte…
Los autores (información que aparece en el libro publicado por Ediciones Urano)
Brian Williams pasó gran parte de su infancia en un pueblo minero de Zambia, antes de que su familia regresara a Liverpool. Estudió bellas artes en la prestigiosa Slade School of Fine Art y se dedicó a la pintura, a realizar instalaciones y al cine experimental. Más tarde trabajó en cine y televisión.
Roderick Gordon nació y creció en Londres. Estudió Biología en el University College donde conoció al irrefrenable Brian Williams, un prometedor estudiante de arte. Años más tarde, después que lo despidieran de su trbajo en la zona financiera de la ciudad, decidieron embarcarse en la aventura de escribir Túneles.
En la actualidad Roderick vive en Norfolk, con su esposa y sus dos hijos. Brian vive en Londres.
lunes, 24 de diciembre de 2007
La pasión por los libros... inmortalizada
sábado, 15 de diciembre de 2007
Inauguramos FORO en ¡Piezas de a ocho!

- Presentación
Este es el lugar para contar quiénes somos los que administramos y visitamos este Foro. Pasar por aquí siempre que entremos por primera vez o querramos conocernos.
¡PIEZAS DE A OCHO! CUESTIONES GENERALES
- Leer antes de postear
Por favor, leer atentamente estas normas antes de participar en el Foro. Gracias.
- Libros favoritos
Los que nos apasionaron, los que releeríamos, los inolvidables...
- Literatura Juvenil
Los invito a comentar, opinar, discutir sobre los conflictos y logros, las dudas y alegrías de esto que es la enseñanza y el aprendizaje de la Lengua. Este espacio es el ideal para enriquecerlo no sólo con la opinión de los docentes sino de los alumnos.
- Literatura Infantil
Espacio para opinar, debatir, comentar sobre libros y autores para los "más chiquitos", pero que los "grandes" no podemos dejar de leer si queremos compartir con ellos esto tan particular que es la vivencia de la literatura...
- Didáctica de la Literatura
Ámbito para que podamos expresar todo los que nos pasa en relación con la Literatura como objeto de estudio en el ámbito escolar: cómo, con quiénes, qué, por qué, para qué... Dolores de cabeza y placeres de un Espacio Curricular que se ocupa... ¿del arte literario?, ¿del discurso literario?, ¿de ese universo propio de palabras tan reacio a ser encasillado?...
- Didáctica de la Lengua
Los invito a comentar, opinar, discutir sobre los conflictos y logros, las dudas y alegrías de esto que es la enseñanza y el aprendizaje de la Lengua. Este espacio es el ideal para enriquecerlo no sólo con la opinión de los docentes sino de los alumnos.
- Cómo acercar a otros a la lectura Aquí podremos expresarnos sobre la tan mentada "promoción de la lectura", "animación a la lectura", "construcción de lectores", o quizá sencillamente porponer por qué es válido acercar a otros al mundo del libro y de la lectura puesto que es para nosotros una experiencia vital...
miércoles, 12 de diciembre de 2007
Salvada por la ficción...

Devorar ficción, degustarla, paladearla, robar cada minuto, segundo, instante que pueda y dedicarlo a sumergirme en la dimensión paralela de una buena novela, es el único modo en que se me hace posible seguir andando hasta caer rendida en brazos del receso de verano.
Por eso es que Eclipse de Stephenie Meyer, fue una chispa que se me consumió en las manos y me dejó ansiosa de más, y ahora estoy navegando en la segunda parte de Vampiratas ("Una ola de terror") de Justin Somper, y me espera Túneles de Roderick Gordon y Brian Williams, y Eldest de Christopher Paolini, y Más allá del bosque de Paul Steward y Chris Riddell...
Y cuando esto termine (la escuela, claro) les contaré cómo me fue en mi universo preferido y los invitaré a pasar a él, y actualizaré el blog como corresponde, y publicaré los montones de trabajos de mis alumnos que se acumulan en carpetas y más carpetas dentro de mi pc.

Por lo pronto, y sólo para los que están tan locos como yo, y sobreviven en este mundo con una dieta a base de ficción fantástica, dejo este hipervínculo para que lean/descarguen el maravilloso primer capítulo de Sol de medianoche, la que será la quinta novela de Stephenie Meyer (¡bravo Alfaguara Juvenil!), relatada por el joven vampiro Edward Cullen, por el que el 99% del género femenino que ha leído las novelas de la autora... morimos. (No tomen en cuenta que el archivo pdf dice Luna Nueva pues sólo está mal el nombre).
Ah, y de paso confieso -por si no lo hice antes- que, sí, precisamente de todos los personajes fantásticos que existen en el cosmos ficcional, los vampiros en general y los elfos de Tolkien en particular son y serán eternamente mis predilectos. Sobre gustos...
Ya me dedicaré a escribir algo sobre esta obsesión; cuando esta etapa pase, claro.
Gabriela
viernes, 7 de diciembre de 2007
Los 12 libros que este año se robaron mi corazón
Elegir una serie de títulos de “mis mejores libros del año”, fue increíblemente sencillo, porque tuve -durante el 2007- la suerte de cruzarme en el camino con obras maravillosas que voy a releer apasionadamente una y otra vez. Estas me atraparon, me emocionaron, me hicieron reír y llorar, me dieron ganas de contagiar a otros las ganas de sumergirse en sus páginas, justificaron cada segundo que les dediqué y me transformaron un poquito en el proceso de disfrutarlas.
Por eso se las recomiendo como lectora, teniendo en cuenta, sin dudas, que soy una insaciable devoradora de literatura fantástica y que este año predominó en mis elecciones la supuesta literatura juvenil, y digo supuesta en tanto considero que la buena literatura infantil y juvenil puede ser leída a cualquier edad.
Merece capítulo aparte, el séptimo libro de la saga de Harry Potter, la que sigo desde un inicio con amor incondicional, y me dio este año como lectora la mayor alegría y la mayor tristeza, ya que aunque los libros nos acompañan durante nuestra existencia toda, tanto desde nuestro interior en donde se quedan a anidar para siempre, como en cada relectura que deseemos hacer; hay algo inexorable que se produce cuando cerramos el último tomo de una serie que fue parte de nuestra vida, y ya nada vuelve a ser igual.
Esto sólo puede ser comprendido, quizás, por quienes consideramos que una existencia sin libros es vivir la vida a medias como expresa alguien por allí, quienes creemos que la ficción da sentido a nuestros días porque nos permite sobrevivir en un mundo limitado y hostil, vinculándonos con los otros desde un lugar distinto gracias a la imaginación.
Otro aspecto que quiero detenerme a considerar es que abundan en esta selección las jóvenes y las mujeres fuertes, decididas, que rompen los moldes y las reglas, que se arriesgan y hacen lo prohibido; desde enamorarse de un vampiro como la adolescente Bella Swan de Meyer, hasta aprender a escribir y batallar vestida de varón como la indomable Leola de Montero; desde dedicarse a las finanzas y la maternidad solitaria como la tenaz Sally Lockhart de Pullman, hasta el accionar brillante e incondicionalmente leal de Hermione, cerebro y corazón de la última novela de Rowling. Este aspecto es parte de la belleza de estos libros para mí, no sólo porque implican una elección ideológica por parte de los creadores, sino porque me permiten identificarme con el ser humano que intento ser.
- Harry Potter and the Deathdly Hallows, Joanne Kathleen Rowling
- Luna Nueva, de Stephenie Meyer
- Eclipse, de Stephenie Meyer
- La maldición del rubí, de Philip Pullman
- Sally y la sombra del Norte, de Philip Pullman
- Sally y el tigre en el pozo, de Philip Pullman
- Sally y la princesa de hojalata, de Philip Pullman
- Las mágicas aventuras de Coriandro, de Sally Gardner
- Eragon, de Christopher Paolini
- El último elfo, de Silvana De Mari
- La historia del rey transparente, de Rosa Montero
- La conspiración del Merlín, de Diana Wynne Jones.
viernes, 30 de noviembre de 2007
¡Salvamos los bosques!

ME TOMO EL ATREVIMIENTO DE TRANSCRIBIR PARTE DE LA CARTA QUE GREENPEACE ESTÁ ENVIANDO A TODOS LOS QUE APOYAMOS LA LEY DE BOSQUES Y DE ALGÚN MODO LA HICIMOS POSIBLE...
29 de noviembre de 2007.
¡Salvamos los bosques!
Vos sos parte del millón y medio de argentinos que lo lograron. Gracias.
La Cámara de Diputados de la Nación acaba de sancionar la Ley de Bosques aprobada el miércoles pasado por el Senado. Después de 10 años de lucha, por fin logramos salvar los bosques argentinos.
Esta victoria es de la gente, es tu victoria. Sin tu compromiso, el de más de treinta organizaciones de todo el país y el del millón y medio de personas que como vos, creyeron que aún había esperanzas, nunca lo hubiéramos logrado. Y el logro es enorme. Pudimos quebrar las presiones de los sectores más poderosos del país, como el sojero y el ganadero, que deseaban continuar expandiendo sus negocios a expensas de nuestro patrimonio natural. El gobierno tuvo que tomar en serio nuestro reclamo y ponerlo por sobre mezquinos e insustentables intereses económicos.
La aprobación de la Ley de Bosques demuestra que producir cambios en favor de nuestro planeta aún es posible y tu ayuda y nuestro trabajo no son en vano.
(…)
Aún nos queda mucho terreno por recorrer. Las provincias tendrán que hacer un ordenamiento territorial de sus bosques, estudios de impacto ambiental y audiencias públicas antes de poder aprobar un nuevo desmonte, y estaremos ahí para velar por el cumplimiento de la ley.
Si querés apoyar económicamente esta y otras campañas de Greenpeace entrá en:
lunes, 19 de noviembre de 2007
Mis maestros...

miércoles, 14 de noviembre de 2007
Portadas de los libros de cuentos de 8° año 2007 del Instituto "María Grande"
Me robé una fotito... de la Muestra de la Escuela Normal

viernes, 26 de octubre de 2007
ELEGIR LA DOCENCIA…
A partir de allí, la cosa nunca fue fácil, no lo es, ni lo será…

Y esto precisamente, hace que me pregunte…
Entonces, si a mí, que le arranqué a la vida la posibilidad de permanecer en esto porque quiero, porque amo esta profesión; porque creo que hay pocas felicidades comparables a la de sumergirse en el mundo de los libros y el lenguaje, lograr que otro crezca, aprenda, se adueñe de la palabra y se le iluminen los ojos cuando logra ser artífice de su decir… me resulta difícil, pesaroso a veces, agotador, aún con los logros y las innumerables recompensas diarias…
¿Qué hacen quiénes caen en la docencia porque no hay otra opción, porque es lo que está a mano, porque es lo único que se puede estudiar en una realidad acotada y empobrecida? ¿Cómo sobreviven quiénes llevan a cuestas pobres saberes que la escuela no ha desarrollado lo suficiente, competencias insuficientes y limitadas, escaso deseo de dedicarse a esta labor, nula vocación, a lo que se suma un medio hostil, burocrático, tradicionalista, estereotipado y lleno de tradiciones vacías?
No logro entenderlo del todo, y me aterra despedir cada año una nueva promoción de docentes de enseñanza primaria (aún Profesores para Primero y Segundo Ciclo de EGB), apenas preparados, tan ansiosos, tan temerosos, tan frágiles, por los que pude hacer tan poco en tres años para dotarlos de una armadura contra el sistema que intentará devorarlos y hacer de ellos simples burócratas amaestrados que se rigen con metodologías caducas, incongruentes en un mundo que no para de cambiar y vive aceleradamente, con niños que les resultarán pequeños desconocidos mezcla de adultez e inocencia, mixtura de pequeños sabios e infancia, para nada dóciles como creyeron que serían, tan confundidos como los adultos desorientados y titubeantes que los rodean en esta realidad enloquecida…
Ojalá encuentren otras manos tendidas que les permitan seguir aprendiendo, que les hagan dudar y no apoltronarse seguros en unos saberes apenas construidos y siempre en construcción. Ojalá hallen a sus pasos desafíos y no sucumban, personas sabias y generosas que los contagien del deseo de seguir aprendiendo. Ojalá que no se aferren a lo seguro, a lo tibio, a lo cómodo, a los desalentados que han perdido la fe en esta profesión, a los ignorantes -que los hay en todos lados-, a los que desesperan, a los que no creen que enseñar vale la pena, a los que creen que sólo cambian los nombres y siempre hacemos lo mismo, a los que hacen cursos sólo por el puntaje, a los que trabajan en una calidad directamente proporcional a los magros sueldos que reciben…
Parece que estoy haciendo campaña en contra de la educación como elección vocacional y laboral. Sin embargo, nada más lejos de mis intenciones.
En este momento en que uno se arrastra hacia la finalización del año escolar, en que tengo una parva de actividades para corregir, un montón de consignas de exámenes parciales y trabajos prácticos de cierre de año que elaborar, dos blogs que mantener, dos cuentos a medio escribir para sendos libros de mis alumnos que editar además de la edición misma (para la que debí deambular rogando colaboraciones que permitieran afrontar el costo); momento también en que aparecen las obligaciones de las muestras anuales de lo realizado, los actos de colación, los horarios y fechas de mesas de exámenes que se superponen, y en que llevo a cuestas el agotamiento del año, contracturas varias e hipertensión, volvería y vuelvo a elegir la docencia y a apostar por ella.
Espero que muchos otros hagan lo mismo.
Gabriela Monzón
lunes, 15 de octubre de 2007
La serie Sally Lockhart de Phillip Pullman... y el regreso triunfante de la novela de misterio y aventura

Y aunque parezca increíble, a veces los buenos libros nos salen al paso, se acomodan ante nuestros ojos, se alían con otros para que les den espacio y aquellos que los buscamos ansiosamente, los podamos ver, leer y recomendar. Esto precisamente es lo que me sucedió con la serie de Sally Lockhart -que el autor escribiera antes que La materia oscura- y que llegara a mis manos casi por azar extraviada en una mesa heterogénea de saldos.
A pesar de que este año he disfrutado maravillosos libros y autores, debo reconocer que las historias de esta jovencita que en la época victoriana se arriesga a romper los moldes femeninos de una sociedad cerrada y moralista, me hizo retroceder a la pasión con que en mi infancia devoraba las páginas de las novelas de aventura de las cuales es sin duda heredera. Aunque debo confesar también que, dado que me fue imposible encontrar a la venta el tomo que da inicio a las andanzas de Sally -en Argentina se hallan con suerte los tomos 2, 3 y 4 de la colección editados por Umbriel- anduve los caminos de la red para acceder al comienzo de la historia publicado por Montena Mondadori como La maldición del rubí. A este título siguen: Sally y la sombra del Norte, Sally y el tigre en el pozo, y Sally y la princesa de hojalata, que constituyen mi insólito hallazgo.
Sally, es una adolescente huérfana para nada convencional, sabe manejar un arma y comprende los movimientos de la bolsa mejor que muchos caballeros de la época. Es directa, arriesgada y emprendedora, a lo cual suma cierta inocencia, testarudez y una notable torpeza para las relaciones sociales afectadas del momento; por lo tanto ella elige las reglas con las que quiere vivir y quienes se convierten en sus amigos y aliados la aman y admiran por sus cualidades únicas. Así, se transforma en asesora financiera e investigadora privada, lo que la pone sobre la pista de más de un enredo mortal del que no suelen salir indemnes ni ella ni sus colegas. Estos son, entre otros: Fred Garland, un joven y simpático fotógrafo y su tío Webster de igual profesión; Jim Taylor, un ex mensajero y pillo que se conoce todos los recovecos de los bajos fondos de Londres y Rosa, la hermana de Fred, una bonita actriz de teatro; a los que se irán sumando muchos más en el transcurrir de la serie.

¿Qué características tiene la trama de estas novelas?: acción, aventura, misterio, romance, realismo. Sólo una pluma privilegiada como la del Pullman podría combinar tamaña diversidad de personajes, en el marco cambiante y controvertido de la Inglaterra y Europa de fines del siglo XIX, en el que surgen nuevas ideologías, se resquebrajan los roles sociales, se cuestionan los valores hasta entonces invariables, se inicia un enloquecido camino de progreso industrial y técnico a la vez que se desprecia y reconsidera -en dos polos opuestos- la condición de la vida humana. Pullman con su narrativa contundente y precisa no disuelve en vagas alusiones lo que es obvio: esa sociedad tan apegada a las apariencias pretende ignorar que a la vuelta de la esquina linda con los fumaderos de opio y la corrupción a gran escala, la pobreza y la enfermedad, la prostitución y el maltrato, así como las oleadas de inmigrantes expulsados de una Europa cada vez más sectaria.
Sin lugar a dudas: novelas 100% recomendadas.
Gabriela
sábado, 13 de octubre de 2007
Mi libro de lectura de 4to. grado era un "aleja-lectores"...
Y cuál no sería mi sorpresa cuando hace unas semanas una alumna mía del Profesorado se acercó con una copia de una página de aquel libro -destinatario de mi más acendrado aborrecimiento- como posible material para desarrollar una clase. No será necesario aclarar que mi amenaza de que si usaba el escrito en cuestión a sus ochenta años aún podía estar intentando aprobar Lengua... fue más que disuasoria.
“Asistí a lo largo de toda mi escolaridad primaria y secundaria a una escuela de monjas, y si pienso en un año caracterizado por la exigencia y el fuerte sentido de autoridad y deber, ese fue innegablemente cuarto grado. También recuerdo ese año por el libro de lectura obligatoria que nos hicieron comprar (lo vendían en el colegio; si mal no recuerdo), al que no puedo menos que evocar con desagrado y como una de las cosas más aburridas y angustiosas de mi infancia.
Para explicar la dimensión que este libro tuvo en mis andanzas lectoras, debo contar algo de mi niñez y los caminos que recorrí hasta convertirme indefectiblemente en una lectora de esas que con el libro van al baño, leen en las plazas y los ómnibus, la escalera o la cola del supermercado (incluso llegué a volver caminando de la escuela y el trabajo leyendo).
Ese año teníamos como maestra a una monja -la Hermana Isabel- la cual era famosa (entre los padres) por ser “excelente docente”, y por supuesto muy estricta. En sus clases no volaba una mosca y a nadie se le ocurría hacerse el vivo.
Para esa época yo había descubierto ya la pasión por la lectura, por influencia de las maestras anteriores que nos leían, o por el hecho de que en el colegio había una biblioteca y en los recreos me podía sumergir en el mundo fascinante de los cuentos. Más tarde descubrí las maravillas de países exóticos, que la geografía escolar no me había mostrado, en las aventuras de Salgari y Verne; y estas ficciones me hicieron conocer que leer podía ser maravilloso y aliviaba las penurias que mi mundo infantil soportaba de la convivencia con los adultos. Otra experiencia única era visitar a la inolvidable “tía Ñata” que no sólo tenía el lujo de un T.V. en blanco y negro, sino que compraba religiosamente el Intervalo, el Nocturno, y en ocasiones especiales algún Tony o Fantasía. ¡Ah, las revistas de historietas y fotonovelas! ¿Qué hora de mi infancia fue más grata que las que pasaba aislada del mundo, sufriendo y gozando con los personajes que no eran más que un dibujito o una foto de no más de cinco centímetros? Ninguna. Sin ningún lugar a dudas.
Pero, cuarto grado me enfrentó a la posibilidad de que leer algunos libros y leer por obligación... podía ser horrible, agotador y detestable.
Sirirí, mi malhadado libro de lectura de cuarto, era opaco, gris, blanco y negro, con una que otra raya azul o colorada (y más de una vez, cuidando de que no me descubrieran, añadí un poco de color, prolijamente y como desafío a esas páginas odiosas). Pero no sólo era poco atractivo el sólo verlo, sino que también era aburrido, más que aburrido… aburridísimo. En él abundaba la bienintencionada pedagogía pues cada línea estaba escrita para dar una lección de historia, de geografía o de buenas costumbres. Era un monumento a la educación y una tumba de la literatura y el arte.
Empezaba hablando de un pato, que supuestamente era muy relevante que yo conociera, por ser típico de Entre Ríos; aunque yo, en mi vida, no había visto un pato de esos ni por casualidad. Y el pato, para colmo, (que no sé por qué daba nombre al libro), se borraba en la primera página, ya que la “dueña” contaba que no se le había muerto, pero ¡se le había ido! ¡Horrenda manera de empezar un libro!, me pasé todo cuarto grado buscando que en algún lugar dijera que había vuelto a verlo o lo había encontrado. Esa maldita página me llenó de angustia, esa separación era más trágica que la muerte.
Pero el pato, en todo caso, pobre bicho, no era del todo el culpable de mi fobia hacia el libro. Lo peor era que todo este me hablaba de Entre Ríos; el río, el agua, las cuchillas y la mar en coche, que de interesante para mí no tenían nada (menos luego de saber de la existencia de Borneo, la Malasia, las islas del Pacífico, el África, sus selvas, desiertos y ríos torrentosos plagados de peligros...).
Porque la verdad es que si el libro insistía con la provincia, más insistía con el río, que no se les caía de la boca -perdón: del renglón- ni por casualidad... Si toda esa agua se hubiera salido de sus páginas no quedaba nadie vivo.
He descubierto recientemente, que mi desapego hacia la literatura entrerriana, y con ella lo aburridas que me han resultado siempre las temáticas que para otros son tan entrañables (léase: río, canoa, pesca, ceibo, jacarandá, cuchillas, lomadas, y demás parientes cercanos), pueden tener origen en la terrible experiencia que fue sufrir todo un eterno año, el libro Sirirí.”
El solaz de la lectura...
Qué encuestas y qué respuestas... en" ¡Piezas de a ocho!"
sábado, 29 de septiembre de 2007
Harry Potter analizado por Ana María Shua

Un análisis de la obra de J. K. Rowling
Harry Potter y el niño argentino
Por Ana María Shua
Por estos días, ante el estreno de Harry Potter y la Orden del Fénix, centenares de miles de niños y niñas verán en todo el país la película basada en la quinta novela de la saga del joven mago más famoso del mundo. Una reconocida escritora argentina analiza los valores literarios que hay detrás de ese exitoso fenómeno global.
Es difícil leer Harry Potter como se leería un libro cualquiera. No es un libro cualquiera. Su éxito internacional ha sido arrollador, descomunal. Su fama lo precede. Cuando llegamos al texto en sí, ya estamos cargados de información, de prejuicios y también, por qué no admitirlo, de envidia. Su "madre", Joanne Rowling, es una de las personas más ricas y famosas del mundo gracias al pequeño Harry. Cada uno de los libros de Harry Potter viene acompañado por un despliegue de publicidad, promoción y merchandising que tienen mucho más que ver con el marketing que con la literatura. Y que merece un análisis sociológico más que una crítica literaria.
Hay que despegarse, entonces, de esa carga, para poder entrar al texto como si nada supiéramos de él. Debo admitir que leer hace unos años el primer volumen de Harry Potter me produjo una gran felicidad y una pequeña tristeza: la de no poder ser chica otra vez para disfrutarlo todavía más. Además del éxito, le envidio a su genial autora el talento, la comodidad con que maneja el suspenso, la firme tradición anglosajona de novela que la respalda, la libertad y la promoción.
Pero pongamos las cosas en su lugar: la promoción hay que ganársela. Mucha gente tiene la fantasía de que Harry Potter, como otros best-sellers, son éxitos "inventados". Que se construyen con una cierta receta y varias toneladas de publicidad. Si esto fuera cierto, tendríamos una nueva Rowling todos los años: qué más quisieran las editoriales que "inventar" autores capaces de producir ventas extraordinarias.
La verdad es que Rowling empezó como todo el mundo, buscando casa para su primer libro y recibiendo rechazos y negativas, hasta que encontró una editorial dispuesta a publicarla. La novela, que no había ganado ningún premio, se lanzó con la promoción común y corriente que recibe un autor novel. El resto lo hizo el público. Contra lo que supone la mayoría, no es la promoción lo que hace un éxito, sino el éxito lo que desencadena la promoción. Cuando un autor empieza a valer mucho, tiene sentido para la editorial invertir todavía más para defender lo que está en juego. El dinero va donde el dinero está.
Con respecto a la libertad, el mercado editorial argentino todavía tiene mucho que aprender en cuanto a lo que se puede y no se puede en materia de literatura infantil. Los autores argentinos estamos encorsetados por las buenas intenciones de la censura, que empieza siempre por ser autocensura. Mucho más de lo que parece a primera vista, tanto que a los autores de mi edad ya ni siquiera se nos ocurren ciertas ideas, no nos permitimos ni pensarlas porque estamos automáticamente condicionados a rechazarlas antes de que se filtren.
Por ejemplo, en nuestros libros no puede haber adultos odiosos, que maltraten a los chicos y que no se rediman de ningún modo: gente sencillamente mala, estúpida o incompetente, como los parientes de Harry Potter o algunos de sus profesores. Los grandes deben ser siempre bondadosos o al menos tener buenas intenciones: en el peor de los casos, nada que no se pueda arreglar con una psicoterapia. Es fundamental que los protagonistas tengan buenos sentimientos aun con respecto a sus enemigos. Por más supuestamente realista que sean nuestros textos, ninguno de nuestros personajes puede hablar con el vocabulario que usan hoy en la realidad los chicos argentinos.
La literatura infantil argentina tiene una amiga maravillosa: la escuela. Y un terrible enemigo: la escuela. Gracias a que el libro infantil entró en la escuela, la literatura para chicos está viviendo en el país un florecimiento como el que no tuvo nunca en la historia. Constantemente aparecen nuevos autores, nuevas editoriales y colecciones, nuevos textos. Pero entonces, las editoriales quieren estar seguras de que los libros van a ser aceptados por los docentes, que se convierten así en el primer y principal público de los autores infantiles. Ya no se concibe la lectura infantil fuera del ámbito escolar. Atención: la escuela argentina cambió mucho en los últimos años. Se renovó, amplió sus expectativas, se volvió mucho más inteligente y permisiva. En fin, la escuela deja un espacio bastante amplio para que pase la literatura infantil pero, como es lógico, pone sus límites. Y después las editoriales reducen un poco ese espacio, para asegurarse de que el libro realmente va a pasar. En ese contexto, celebro la aparición de Harry Potter, que vino en buena hora para recordar a los padres, maestros, escritores y editoriales que existen chicos que leen por placer. Que leen aunque no los obliguen. Que quieren comprar un libro aunque no se lo pidan en la escuela. Increíble pero cierto.
Por otra parte, es notable y positiva la capacidad de la escuela para aprovechar y absorber aquello que despierta el interés de los chicos. Todos hemos visto libros de Harry Potter en inglés en la lista de best-sellers. ¿Tanto inglés saben los chicos argentinos que no se molestan en esperar la traducción? No: es que todas las escuelas bilingües han incorporado a Harry a sus programas.
Hablemos de la tradición de novela anglosajona. Desde ese punto de vista, Harry Potter es una historia de aventuras en serie, muy clásica en su desarrollo, con una técnica impecable. Tiene misterio, magia y suspenso. Y un gran conocimiento del mundo de los chicos de hoy. En los extremos, tiene buenos y malos netos, como los de antes. En el medio, tiene seres humanos confusos e impredecibles como los reales. No ha aportado ninguna revelación en el arte de contar historias, no es experimental, no juega con el lenguaje, no es de vanguardia. Tiene la estructura clásica de la novela que suele llamarse "del siglo XIX" pero que en realidad aparece ya perfectamente delimitada por Defoe un siglo antes. Quienes consideran un pecado atenerse a esa tradición, se indignarán. Como no tengo ningún prejuicio contra el clasicismo, Harry Potter me parece una serie perfecta y encantadora. Me recuerda al Príncipe Valiente, a Tarzán, a Bomba, el niño de la selva. O, por qué no, a las muy clásicas novelas de Stephen King.
Harry Potter, bienvenido seas.
domingo, 23 de septiembre de 2007
Mini-reseñas: mis lecturas recientes
Este material no es muy sencillo de conseguir en las librerías del interior de la República Argentina, no es precisamente económico (ninguno es “de bolsillo”, varios títulos son tapa dura, y oscilan entre los $35.- y $60.-), sólo accedí a ellos cuando efectué el viaje a Buenos Aires a la Feria del Libro Infantil y Juvenil. Sin embargo sólo uno de los títulos se hallaba en la exposición, el resto es asequible en las grandes librerías porteñas. Aún así… vale la pena.
La conspiración del Merlín, de Diana Wynne Jones, Roca Juvenil.
Con reminiscencias de los mundos paralelos de la trilogía La materia oscura de Philip Pullman, esta novela narra las complicadas y divertidas aventuras de unos adolescentes (Roddy, Grundo y Nick Mallory) que se las ven bastante peliagudas para salvar el equilibrio de todos los universos. Tarea que sólo ellos pueden realizar ya que no han caído bajo un hechizo general que oculta la terrible conspiración que corroe el centro del poder de Blest. Allí parece estar involucrado el mago más poderoso que ocupa el cargo del Merlín.
Entretenimiento garantizado con esta historia por momentos extravagante e insólita.
Las mágicas aventuras de Coriandro, Sally Gardner, Roca Juvenil.
Una novela que transcurre en el conflictivo Londres del siglo XVII. Tierna, apasionante y escrita de manera maravillosa, esta historia narra las desventuras de una chiquilla que es la intersección del mundo humano y el de las hadas. La persecución, el fanatismo religioso, la ignorancia y la codicia, en lucha con la imaginación, el amor, la igualdad y la libertad del arte. Una joya, imperdible y bellísima, con madrastra malvada y príncipe incluidos.
El último elfo, Silvana De Mari, Grupo Editorial Norma.
Tan hermosa y tierna como la historia de Coriandro, esta novela me emocionó y no me permitió dejarla hasta llegar a la última página. Un niñito elfo -el último de su especie- al borde de la desesperación y la muerte es hallado por dos humanos que se compadecen de él. A lo que se suma el último quisquilloso dragón, y más tarde, un grupo de niños explotados por adultos estúpidos y codiciosos, y un encuentro que estaba profetizado y cambiaría la historia de muchas personas.
El jinete del dragón, Cornelia Funke, Siruela.
No hay mucho que pueda agregar a lo que ya he dicho sobre la escritura de Cornelia Funke, pero aún así me sigue asombrando y encantando. En este caso, un surtido de personajes fantásticos -a los que se suma un niño humano huérfano- emprenden la búsqueda de la Orilla del cielo, el sitio fabuloso en el que podrían refugiarse los dragones acosados por el avance del hombre. Una duende malhumorada, un dragón joven y valiente, un homúnculo, una serpiente marina, cuervos encantados y muchos más rondarán estas páginas inolvidables para todos los lectores que creen en la magia.
Laura y el secreto de Aventerra, Peter Freund, Umbriel.
No es posible negar las deudas que el autor ha contraído, por lo tanto en las primeras páginas despeja dudas. Laura es una niña huérfana que con su hermano Lukas asiste a un internado que es un misterioso castillo, el cual tiene una fabulosa biblioteca, estatuas y cuadros cuyos protagonistas no están tan quietos como es de esperarse, una cripta, y por si fuera poco un lago con una inaccesible isla en el centro. Claro, por si sospechamos los vínculos, nos enteramos enseguida que ella es fanática de Harry Potter (recibe el último libro como regalo de cumpleaños) y apasionada de las películas de El Señor de los anillos (decora su cuarto con el póster de Frodo/Elijah Wood), lo cual no deja de ser accesorio a la hora de convertirse en “guardiana de la luz” que debe salvar tanto su mundo como el universo fantástico de Aventerra, secundada por Lukas y su pelirroja amiga Kaja.
Por momentos amena, de a ratos un tanto lenta y aburrida, la novela alterna la búsqueda de Laura y las desgracias del mundo de Aventerra, quizá el defecto principal está n la prosa un tanto cargada de Freund que se pone una pizca empalagosa.
Hoordyn. A la conquista del reino mágico, Diego Navarro, Editorial Guadal.
Este libro fue un insólito descubrimiento en el marco de la Feria del Libro en el stand de la editorial, único de este tipo en la misma. Y me alegro de haberlo hallado, aunque me intriga la ausencia notoria de datos acerca del escritor de quien ignoro absolutamente su origen.
La novela me trae resonancias de cada libro de aventuras de género épico-fantástico que he devorado en mi vida, empezando por Tolkien y siguiendo por todos los que le siguieron: Guy Gabriel Kay, David Eddings, Stephen Lawhead, Louise Cooper, Margaret Weis, Tracy Hickman, Richard Knaak, y tantos otros.
Me encantó, me entretuvo y no me defraudó. Tiene intriga, magia, batallas y personajes de todo tipo: jóvenes héroes a la fuerza, enanos corajudos y malhumorados, la bella criatura que oculta un lado monstruoso, y mucho más.