jueves, 6 de noviembre de 2008

Andares del estudio: lo que me ha deslumbrado en estos días de ostracismo lector/escriturario

Este pobre blog y mis estimados lectores han sido sometidos a mi terrible abandono, pero todo tiene un por qué: último mes de clases con el respectivo cierre de proyectos escolares, a lo que se suma que esté sepultada leyendo textos digitales y de los "otros" para parir el segundo trabajo parcial de la Diplomatura Superior Escritura, Lectura y Educación que realizo en FLACSO virtual. Así las cosas, deseo compartir con ustedes algunas de las lecturas que estoy realizando, obviamente las que me desestabilizaron, me impactaron, me emocionaron...

"El caso Potter desde algunos aspectos, además de tratarse de un récord de ventas que sorprende al mercado, es un fenómeno mucho más amplio que involucra varios aspectos en relación con la lectura: por un lado se trata de libros que los padres compran a sus hijos, los regalan, los eligen para ellos, es decir, los legitiman ante ellos. Por otro, los libros no sólo se gozan y se desean, sino que las derivaciones de su lectura se socializan, es decir que se da un proceso de comunicación de lo leído entre los pares, se da cuenta de lo leído ante otros, que comparten la experiencia. Éste es exactamente el efecto de lectura deseado cuando proponemos la lectura de textos literarios. Estos mismos lectores se convierten en agentes de promoción de la lectura de estas novelas en la medida en que duplican la tarea de sus padres al regalarlos, elegirlos, recomendarlos para sus amigos, es decir que valoran al libro como objeto que debe ser leído, reconocen su valor y su función. Y algo más, como se trata de una saga, esperan las futuras incidencias de la escritura, entran al juego de ver “qué más puede pasar” con esta historia, proyectan, despliegan el horizonte de posibilidades de la escritura, en su imaginación planifican y escriben el libro que desean. ¿Qué se quiere, sino esto, cuando se intenta transmitir el placer de leer? Quizás la pregunta del adulto, por qué los chicos leen cada vez menos, se deba reformular de este otro modo ¿por qué los chicos no quieren leer lo que nosotros queremos que lean? Padres, bibliotecarios, animadores, maestros, profesores de literatura... Si el deseo como lectores adultos se basa en democratizar la lectura, en hacerla libre y abierta para todos, en volverla viva y activa, se puede comenzar –o recomenzar–- por leer literatura, seguir por ofrecerla a los lectores en formación con la misma pasión con que se ejerce la práctica solitaria de su lectura. Y aceptar que los lectores no son todos iguales; que hay un universo de experiencias previas de lectura determinando el modo de ingreso al libro y sus posibles rutas, su tránsito por él; que la lectura no se impone, se ofrenda; que no todos van a gustar del mismo modo de los libros que se aman; que hay gente que elige no leer, tal como sostiene en sus “Derechos del lector” Daniel Pennac: ...la libertad de escribir no puede ir acompañada del deber de leer.

[...] En el fondo, el deber de educar consiste, al enseñar a los niños a leer, al iniciarlos en la Literatura, en darles los medios de juzgar libremente si sienten o no la “necesidad de los libros”. Porque si bien se puede admitir perfectamente que un individuo rechace la lectura, es intolerable que sea –o se crea– rechazado por ella. Es inmensamente triste, una soledad en la soledad, ser excluido de los libros..., incluso de aquellos de los que se puede prescindir. (1994: 147) Si el mensaje es que la literatura realmente se vive como algo apasionante de lo que no se pueden perder, se deberá dejar que estos lectores entren lentamente al mundo de la literatura y que se vayan instalando hasta sentirse cómodos en él; después podrán elegir, abandonar, repetir sus lecturas.

[...] Y algo más, la palabra libera, por eso leer literatura en la escuela “sirve” para algo más que para saber hacer guías de análisis, encontrar en los textos las clases de palabras, poner etiquetas de movimientos, períodos y corrientes, sirve para crecer y para ser libres."

Lectura y escuela: Prácticas literarias y selección de textos Carola Hermida, Mila Cañón y María José Troglia

“[…] En verdad, la lectura -cuando es vivida como experiencia en vez de requisito de actividades profesionales u ocasión de solaz- es una actividad contranatura y potencialmente desestabilizadora del ánimo e incluso del organismo. Los libros son equivalentes a las drogas. Una biblioteca puede ser adictiva y tal afición nos arrebata de la condición inevitable de seres prácticos y utilitarios. La lectura es contranatural porque supone esfuerzos físicos continuos y a la postre incómodos: la espalda se curva, el ojo se enrojece, la mirada se va angostando. Además, supone trabajos espirituales desacostumbrados ya que han de quedar involucradas técnicas de intensa concentración mental y atención visual. Al fin, los libros exigen destruir la concepción cronológica y cronometrada del tiempo con el fin de poder habitar tiempos que nunca han ocurrido o que nunca tendrán lugar. La lectura constituye una de las modalidades de la duración y tal instante duradero sólo declina cuando el sueño o la intromisión de estímulos exteriores superponen el tiempo "social" sobre nuestra intimidad con los libros. En suma, la lectura es una pasión a la cual entregamos el tiempo que no tenemos y que nos exige posturas corporales contrahechas y contracturales. ¿Cómo ocurre entonces que una persona, una vez superados los escalafones escolares y los umbrales etarios, todavía continúa siendo un lector? En verdad, no lo sabemos.

[…] Lo que el alimento y el agua son al hambre y a la sed lo es el libro a la mente inquieta. Y una cualidad de nocturna urgencia animal empuja la mano tanto hacia la mesada de la cocina como hacia la mesa de luz.

[…] La lectura tarde o temprano llega a un fin. A veces, tanto nos atrapa un libro, tanto nos ha apetecido el relato, tanto nos hemos habituado a sus personajes, que preferimos que esa historia sea interminable. Ralentamos entonces la lectura, con tenacidad de avaros contamos cada página hasta que al fin todo culmina. […]”

Bloque 5- Clase 16: La letra y su molde. Meditaciones sobre lectura, escritura y tecnología. C. Ferrer.

3 comentarios:

Arantxa y Aran dijo...

me ha encantado Gaby!! aunque mi profe de literatura no lo ve asi y dice que los libros juveniles que me leo no son literatura y no sirven para nada de nada....(lo cual me pone de los nervios -_-) me alegra de que tú no seas asi =)

Espero que encuentres tiempo para todo y no te agobies tanto jeje ^^

Salu2!

Gabriela Monzón dijo...

¡GRAAAACIAAAAAAS!
La verdad es que me enorgullece haberlas conocido y que lean sin importar lo que opinen los adultos que ven el mundo por el orificio de la llave de la puerta pues no se atreven a abrirla, ustedes tienen todo mi apoyo y mi afecto.
Nada se compara con la buena literatura juvenil, ningún "supuesto clásico elitista y renombrado" sirve para nada si no te toca el corazón, menos mal que hay gente que hace literatura juvenil pues quiere despertar la pasión en otros, el placer, la risa y el llanto. Qué terrible que la escuela en vez de formar lectores los marchite, los espante, los segregue, es vergonzoso y discriminatorio... Agggggg
A mí también me pone de los nervios jajaja
Bueno, les voy a mandar algo de lo que escribí, porque tiene que ver con esto, cuando tenga la nota (a ver si me lo aprueban) lo publico...
Besos
Abrazos

Anónimo dijo...

Hola Gaby:
La lectura es una necesidad, tan así que me he reído de mí misma en algunas situaciones donde con una de mis manos sostengo una cuchara que revuelve alguna preparación pretenciosa de ser una buena comida y con otra un libro que no puedo dejar de leer. Según mi marido es locura, para mi es "vicio literario". No sabés las ganas que tengo de que lleguen las vacaciones para poder leer lo que quiero y las horas que quiera. En estos momentos tengo que priorizar otras cosas... Besos, estudiá mucho!
Valeria