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In memoriam
Las palabras que pueblan nuestro mundo -nos permiten nombrarlo, explicarlo y darle sentido- no siempre son suficientes para expresar lo que nos sucede ante las tragedias -deliberadas o circunstanciales- que irrumpen en nuestras vidas.
En la última semana se produjeron dos hechos ante los cuales las palabras dejaron de servirme, y debí pasar unos días hasta poder decir en este espacio algo sobre ellos.
Y como el silencio puede entenderse como indiferencia, me niego a él.
- El 2 de abril en un desdichado accidente automovilístico fallecieron tres jóvenes mariagrandenses (Nadia, Cristian y Roman) y dos más (Aixa y Nicolás) resultaron heridos de gravedad. En todos los casos, excepto uno, los conocí como alumnos, conviví con ellos en la diaria tarea de aprender, disfruté sus bromas, compartí sus sonrisas, sus sueños y enojos… De los que dejaron un hueco en nuestras vidas, puedo decir que cada persona que los conoció, recibió algo bueno de ustedes porque eran brillantes seres humanos. Aixa y Nico: se les ha otorgado una nueva vida -aún en el pesar y la aflicción- elijan cómo van a vivirla.
- El 4 de abril un docente neuquino -Carlos Fuentealba- fue herido en una represión policial lo cual le produjo la muerte. Ese hombre de 40 años, sobre el que sus alumnos dijeron que más que un profesor era un amigo”, deja una esposa y dos hijas.
Sólo es posible ante el dolor y el sinsentido de estos sucesos, luchar por el crecimiento de una nueva conciencia que nos haga más responsables, más humanos, menos indiferentes, más justos.
1 comentario:
muy bueno el comentario, creo que es necesario valorar nuestras vidas y las de los demás, aunque sea con dificultad superar el mal momento y formalizar nuevas perspectivas.
Carlos Ledesma
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