
LA INMISCUSION TERRUPTA
Julio Cortázar (en Útimo round)
-¡Asquerosa!- brama la señora Fifa tratando de consonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazorca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra en raire con sus abroncojantes bocinomías. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgándose de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
-¡Payahás!¡Payahás!- crona el elegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar, cuando le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcurnias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.
-¿Te das cuenta?- sinterruge la señora Fifa.
-¿El muy cornaputo!- vociflama la Tota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plena tetamancia. Son así las Tofifas y las Fitotas, mejor es no terruptarlas, porque te desmuñen el persiglotio y se quedan tan plopas.

La terrible discusión
Como no le gusta nada que la contradigan, la señora Pochoclo se acerca a
Pero la pochola no es nada quedada y se arremangan a trompadas.
-¡Atorranta!- insulta la señora Pochoclo, tratándose de acomodar la pilcha. Luego logra pegarle con desesperación a
Y en eso que se trompean con toda la bronca, las ve el doctor Zarpazo, que las interrumpe diciéndole:
-¡Baqueteadas, baqueteadas!- una y otra vez le dice, hasta quedarse afónico y muy decepcionado.
No había terminado de hablar, que lo estaban arrastrando de los pelos.
-¿Te das cuenta?- interrumpe la señora Pochoclo.
-¡Es un metiche!- taladra
Y al segundo y medio se reconcilian y hacen como si no se hubiesen destrozado a trompadas en plena plaza. Son así las chifladas y los chiflados, mejor no molestarlos porque te desarmarán de arriba a bajo.
Daiana

Locas y de los pelos....
Como no le gusta nada que la contradigan, la señora Tuly, se acerca a
-¡ORDINARIA!- bufa la señora Tuly, tratando de tirarle el arrollado de pollo, que además tenía caca de elefante.
Revoleando una maceta, más bien un gran cantero Coca la amenaza a Tuly con mucha furia y en un momento le larga una jauría de perros por lo que termina moribunda en el hospital.
De pronto el doctor Enredo entra en la habitación donde Coca y Tuly seguían peleando y se asusta al ver que eran birrias (cosa ridícula y deforme) una peor que otra.
-¡Ya esta! ¡ya esta!- grita el grandullón, Sujetando a las dos locas de remate.
No ha terminado de separarlas cuando ya le están retorciendo el cogote. Piñas para arriba, patadas al costado, mordidas en todos lados ¡¡para qué!!.
-¿Te das cuenta?- interroga la señora Tuly.
-¡El muy sinvergüenza!- afirma Coca y ahí nomás se acarician y se abrazan como si no hubiera pasado nada, a pesar de haber estado cuatro horas peleando.
Son así las COTULYS y las TUCOCAS, mejor es no interrumpirlas porque te desarman y se quedan muy chochas...
Rocío
Una discusión tremenda
Como no le gusta nada que la contradigan, la señora Pucca se acerca a la Pocha y ahí no más le gira la cara a 160 grados de una cachetada. Pero la señora Pocha no se queda atrás y le devuelve las atenciones dejándole la parte frontal del cráneo “pa’ tras como carancho en moto”.
-Repugnante- Relincha la señora Pucca tratando de enderezarse el marote.
Revoleando una maceta a 100 por hora consigue ladearle el cuello a la Pocha que se desparrama a los gritos embozalando el aire. Por segunda vez la duerme de una cachetada sin darle tiempo a nada y así pasa que la señora Pucca contrae tal furia de las que no dan lugar a conversación. Y en eso que están trenzadas en la lucha se acerca el doctor Garu tratando de apartarlas y consigue que le den tremenda paliza. Ellas se enojan con el doctor y terminan arregladas como si no se hubieran estado peleando más de cuatro horas.
Son así las señoras, es mejor no molestarlas porque te matan a trompadas y ellas se quedan panchas como si nada pasara.
Natalia

La discusión terrible
Como no le cae bien que la contradigan, la señora Fianca se acerca a la señora Ramona y en un abrir y cerrar de ojos le da vuelta la cara de un bife. Pero doña Ramona no se resiste y de vuelta le manda una bofetada y la hace dar un giro de 180 grados.
-¡Asquerosa!- dice la señora Fianca, recuperándose del mareo que le provocó el giro. Revoleando una soga logra atacarla, la clinea y consigue revolcarla en el suelo a doña Ramona, que queda agonizando y por un momento ahogada en aire con su voz entrecortada. Por segunda vez le pega una piña y sin consideración le tironea las pocas mechas que le han quedado de su peluca, pero nadie la hace callar a la Ramona que no para de agredirla con palabrotas, y así pasa que la señora Fianca toma los almohadones del sofá y saca del frutero cuatro naranjas artificiales y se las arroja velozmente, para que Ramona no tenga tiempo de defenderse. En ese gran caos de volteretas y de edad y venidas se ve venir el doctor Fomento que se introduce sorprendido entre las "tigresas".
-¡Paren, paren!- acota el elegante médico, separando a las desmesuradas atolondradas.
No ha terminado de hablar cuando ya lo están tironeando de la corbata, de la ropa, de los pelos, golpe tras golpe al pobre, que para que.
-¿Te das cuanta?- interroga la señora Fianca.
-¡El muy santito!- hablara la Ramona y ahí nomás se reconcilian y se tratan de tan buena manera como si no hubiera pasado nada, son así imprevisibles las vecinas, mejor es no meterse con ellas porque son un fastidio y te hacen perder el tiempo.
Camila y María Luz

La discusión terrible
Como no le gusta nada que la contradigan, la señora Tita se acerca a la Rodhesia y ahí nomás le gira la cara 360º de una cachetada. Pero la señora Rodhesia no se queda atrás y le devuelve las atenciones dejándole la parte frontal del cráneo para atrás, como carancho en moto.
-¡Repugnante!- relincha la señora Tita, tratando de enderezar el marote. Revoleando una maceta a 100 por hora y consigue ladearle el cuello a la Rodhesia que se desparrama a los gritos embozalando el aire. Por segunda vez la duerme de un acachetada sin darle tiempo a nada, y así pasa que la señora Tita se come varias contracturas y cuatro piñas de esas que no te dan tiempo a reaccionar, y en eso que están arrancándose la mechas, se ve venir el doctor Feltfort que se involucra en la pelea.
-¡Paren ridículas, ridículas!- grita muy enojado e intentando separarlas.
No ha terminada de hablar, cuando ambas saltan como fieras y lo echan a patadas.
-¿Te das cuenta?- ronronea la señora Tita.
-¡El muy atorrante!- afirma la Rodhesia.
Y ahí nomás se abrazan como comadres en desgracia y salen hablando como si no hubiese pasado nada; así son las viejas locas, mejor es no interrumpirlas en la lucha, porque se asocian para atacarte y se quedan como grandes amigas.
Nerina y Sofía