sábado, 9 de junio de 2007

Nuestra biblioteca…”Un espacio para leer”, por Alejandra Levrand

Nuevamente llego hasta ustedes con una colaboración de Alejandra Levrand, a la cual agradezco inmensamente la generosidad de acercarme este escrito.
El mismo es una presentación que formó parte de un panel que se efectuó en la Escuela Normal Superior "José María Torres" -de Paraná- en el día de Reunión Institucional (07/06/07), en el que tuve el gusto de participar, dado que la institución consideró oportuno iniciar un proceso de socialización de emprendimientos y trabajos de investigación que, algunos de los que ejercemos nuestra labor docente en el establecimiento, estamos realizando.
Así -Alejandra y yo- compartimos una mesa con los Profesores Ariel Vittor, Valeria Olalla y la coordinación de Liliana Vidal. Sin lugar a dudas, una idea que debe tener continuidad ya que hay muchas otras personas que en silencio hacen una brillante labor.
Gabriela

Nuestra biblioteca…”Un espacio para leer”

En esta oportunidad voy a referirme a una experiencia surgida de una problemática que aún no se ha concretado en un proyecto de investigación como tal. La misma se relaciona con la necesidad compartida por algunos docentes de contar con un espacio para leer con nuestros alumnos de EGB 2 de la Escuela Normal Superior “José María Torres” de Paraná,. De esta manera nace el 20 de octubre de 2006 la biblioteca “Un espacio para leer”, fecha coincidente con la cuarta “Maratón Nacional de lectura” organizada por la Fundación Leer. En esta oportunidad se desarrollaron numerosas actividades relacionadas con la lectura que permitieron a nuestros alumnos un encuentro diferente con los libros.

Los materiales con los que cuenta fueron aportados por los niños de EGB 2 del año 2006, por docentes y algunos donados por editoriales.

Este espacio “sólo para leer”, queda en parte liberado de las significaciones que posee el espacio áulico: una manera de sentarse y ubicarse, comportarse, exilia las lecturas pedagogizables para permitir el encuentro del niño con la experiencia de disfrutar, vivenciar, padecer, sufrir un libro, entre otros tantas reacciones que un libro puede provocar en quien lo lee.

Volviendo, digo “en parte liberado” porque si bien, no es el espacio áulico el mobiliario es todavía parecido al que encontramos en la institución y porque las rutinas escolares se aprenden y dan lugar a ese “SER ALUMNO” en todos los rincones de la escuela.

Centrándome ahora en la experiencia vivida en este lugar me resulta necesario explicitar las decisiones que sin ser inocentes van marcando el recorrido que pretendo instalar en mis alumnos en este lugar. Digo esto porque como integrante de la sociedad escucho y leo acerca de la cantidad de lecturas que realizan nuestros niños y adolescentes, y todas concluyen que no les interesa nada de los libros y menos aún leer. Es en este momento cuando me pregunto como docente qué y cuántos libros he leído en ese período, porque yo como docente necesariamente debo constituirme en un modelo lector ya que no se puede contagiar algo de lo cual uno está dislocado. Por otra parte, es fundamental reconocer, o mejor, “conocer” las inquietudes del grupo y de cada uno de los niños para ofrecer de acuerdo a esto una buena literatura en verdaderas experiencias de lectura.

Digo “experiencias” porque estas permiten que haga su ingreso el imprevisto o situaciones desestabilizadoras. A su vez dan lugar al encuentro con el otro en este afán de compartir pero a la vez de constituirnos frente a los otros y reconocernos individualmente.

En estas verdaderas experiencias donde se intenta dar protagonismo al niño y al libro elegido nos encontramos por ejemplo con M…, uno de nuestros alumnos que se siente diferente negativamente en varias oportunidades y por múltiples factores, pero que en los momentos de los encuentros en la biblioteca cobra protagonismo. Hago un paréntesis para contarles una anécdota: en los últimos encuentros se les propone que elijan un párrafo del libro que se encontraban leyendo para ser compartido con sus compañeros. Este niño además de animarse a leer, pese a las dificultades de no poseer una lectura fluida, busca para compartir un párrafo del libro que le regaló una docente. Quiero destacar que este espacio es un generador de otras experiencias de enseñanza en donde entra en juego la escritura como otro proceso a desarrollar en nuestros alumnos. Así es como, de esta manera, los niños se encuentran en este momento elaborando en el espacio áulico un reglamento que organizará el funcionamiento de la Biblioteca.

Para ir terminando es preciso mencionar que en ocho meses que llevamos de trabajo debimos enfrentar diversos obstáculos: poder contar con un lugar apropiado sigue siendo un conflicto, ya que actualmente debemos ingresar a la Biblioteca (en el subsuelo) por el aula donde se encuentra 2° año de EGB 1; este espacio se inunda y aún desconocemos los factores que determinan esto, no contamos con armarios en condiciones para organizar los libros y por último los libros son escasos para el número de alumnos que la visitan y más cuando comencemos con los préstamos. Sobre este último inconveniente se ha conversado con los niños de 6º año EGB2 y se piensa organizar el 15 de junio una Campaña de donación de libros.

Como la enseñanza es un proceso creador me gustaría invitar a todos aquellos que quieran sumarse a esta iniciativa para concretar un proyecto que nos permita relacionarnos desde otro lugar con el conocimiento, esto es nos permita problematizar nuestro campo de saber y desde este lugar autorizarnos a pensar y buscar solución a esta y otros tantas problemáticas.

Gracias.

Alejandra Levrand.

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