martes, 9 de marzo de 2010

Seguimos disfrutando de fragmentos de "La letra muerta", de Juan Domingo Agüelles


Como comentara en otra entrada, el talentoso amigo mexicano Juan Domingo Argüelles, tuvo la gentileza de enviarme su libro La letra muerta. Tres diálogos virtuales sobre la realidad de leer, y en estos días me hallo disfrutádolo, paladeándolo para ser exacta, pues es un  manjar que nos deja pensando y no puede ser devorado de un golpe.

Antes de tener el libro posteé un fragmento "Fundamentalismo y ortolectura",  y acá les dejo algunos segmentos que me parecen verdaderos bocados deliciosos por su contundencia, agudeza y claridad.

Valgan para despertarles a Ustedes el apetito...

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"[...] No es que se lea menos, es que las formas de leer se han modificado. Los weblogs están llenos de personas que comparten reflexiones sobre lo que están leyendo. Esas personas leer libros, revistas, diarios y diversa variedad de impresos, pero también leen la producción generada en la red misma. Creo, con toda evidencia, que ahora existen mayores posibilidades de lectura, y que la que ofrece la red no es desdeñable.

El libro se ha visto beneficiado con todo esto. Los que piensan que internet acabará con la lectura de libros, o son ingenuos o no son lectores de libros. [...] Además, por cierto, en la red circula una enorme cantidad de texos que la gente intercambia y, por supuesto, lee. Esto también es lectura. ¿Desde cuando la única lectura legítima es la que se hace en libros de papel?" (págs. 58.59)

"[...] la escuela está muy lejos de formar lectores. Da la impresión incluso de que este objetivo no le interesa. Los que han formado lectores en las escuelas son algunos profesores, de manera individual y por su propia pasión lectora. En cambio, la escuela como institución sigue interesada en los grados, la meritocracia y el currículum que en desarrollar las capacidades y potencialidades de la duda, la reflexión, el placer de descubrir y todo lo que se ha dado en llamar la inteligencia emocional que no es otra cosa que el gusto de aprender, poner en práctica y compartir lo aprendido sin ningún tipo de coacción." (pág. 52)

"Quien piense que, a través de un interrogatorio, puede decubrir toda la verdad íntima de un adolescente, o es ingenuo o se está engañando a sabiendas. Todos tenemos derecho a preservar nuestra intimidad, y el ordinario interrogatorio sobre las experiencias de lectura es abusivo e invasivo. Cierta psicología autocomplaciente, fundada en la revelación pública de lo privado y de lo íntimo, ha hecho mucho daño en todo esto, y no ha aportado gran cosa para comprender que no hay obligación ni beneficio en estar revelando todo el tiempo los componentes del mundo íntimo. [...]

Quienes nos dedicamos a promover la lectura y a tratar de compartir la experiencia de leer, debemos asumir la necesidad de conocer algo más que de los libros y las teorías de los libros: antes que de cualquier cosa, la condición humana, cuya esencia asoma siempre en nuestras reflexiones, dudas, cuestionamientos, cuando realmente nos interesa saber y no simplemente conformarnos con lo que creemos que sabemos." (págs 42-43)

"Mi propuesta es harto simple, sin que por ello tenga que ser simplista: si en vez de insistir dogmáticamente en la lectura de libros como panacea de todo, compartiéramos con los demás las virtudes del diálogo, la duda, el pensamiento, la reflexión y las emociones, leer libros vendría como una consecuencia maravillosamente natural, porque las dudas y las reflexiones, nos llevan a los libros y los libros, a su vez, nos  regresan al diálogo, el pensamiento, la reflexión, las emociones y , por supuesto, el aumento creador y creativo de las dudas." (pág. 26)

"Sigo pensando, con Alberto Maguel, que la proporción de lectores con respecto al resto de la sociedad seguirá siempre muy pequeña. Esto no ha variado significativamente con el paso de los siglos: cada día aumenta el número de lectores, pero proporcionalmente se incrementa también la población mundial. Los lectores fueron minorías en los siglos XIX y XX, y siguen siendo minoría hoy. Manguel tiene una frase espléndida cuyo propósito es liberarnos de la angustia que puede producirnos esta realidad: 'Los lectores son una élite, pero una élite a la cual todo el mundo puede pertenecer'. Es de una sabiduría extraordinaria. " (pág.54-55)
 

2 comentarios:

VonHellstaker dijo...

Palabras llenas de razón de Juan Domingo. Muy interesante eso de que los lectores somos minoría, y que siempre lo hemos sido, pero que importante es que seamos una élite y que cualquiera puede entrar a ella.
Saludos!!

Gabriela Monzón dijo...

Me encanta la sinceridad demoledora de este hombre.
Ataca con certera puntería donde más le duele a la sociedad en relacióna la lectura...
Besos
Gaby