viernes, 14 de agosto de 2009

El fin de una era…

El día miércoles di por finalizado oficialmente el Proyecto didáctico “Nuestro libro de historias”, pues -luego de muchas idas y venidas- concluí la edición del libro que escribiera con mis alumnos de octavo año 2008 del Instituto Secundario “María Grande”, y que dieron en titular: Leeme, esto intenta ser un libro (aún no los he depositado en sus manos, ya que por razones de salud no asistí a la institución estos dos días).

Este año 2009 tomé la decisión de dejar tanto el 8vo. año como el Proyecto (por lo que acepté trabajar sólo en 7mo. año), pues consideré pertinente cerrar un ciclo, dar por terminado un emprendimiento maravilloso que me dio increíbles posibilidades, pero a su vez que se había ido desgastando y transformando en una carga un tanto agotadora. No por lo pedagógico, sino por el hecho de que la concreción material y económica jamás obtuvo más ayuda que la que mendigamos o conseguimos con actividades extraescolares, los chicos y yo, con durísimo esfuerzo. Jamás nadie lo esponsoreó, no recibió aporte oficial ni apoyo de ningún tipo, y en la institución misma en la que se realizó por tanto tiempo, este fue siempre simbólico y poco menos que de palabra.

Es sumamente significativo que tardara tanto en darle el toque final a los ejemplares que venía revisando e imprimiendo desde diciembre del año pasado, y supongo que en el fondo me ha costado un poco cerrar esta etapa; sino no se explica que recién en este agosto 2009 lograra darles la forma de “libro” con las tapas que los chicos diseñaron el año pasado.

Si duda que este proyecto no es uno más para mí.

Iniciado en el año 2000, con muchas ganas y pero también con una cantidad enorme de solitario desvelo; no sólo organizó los aprendizajes lingüísticos y comunicativos de mis cursos de 8vo. año durante el tiempo que duró la Educación General Básica, sino que me dio más de una alegría. Empezó en el año 2000, con nuestro primer 8vo. año de Tercer Ciclo de EGB en el Instituto, y concluyó con el último, pues desde el año 2009, la nueva Ley de Educación cambió la estructura escolar y ahora dicho curso se llama 2do. año del Ciclo Básico.

Para mí como docente, significó el ingreso oficial y por la “puerta grande” de un enfoque diferente de la Didáctica de la Lengua (que sigo manteniendo y defendiendo a capa y espada), que puso en su lugar la reflexión metalingüística, que dio sentido a las experiencias escolares de lectura y escritura, y que además me posibilitó logros académicos maravillosos. Este hasta ese momento, no pasaba de ser una experiencia un tanto desorganizada, más intento que logro.

El estudio de caso de esta experiencia didáctica constituyó mi trabajo de Tesis de Licenciatura, bajo el título de “Escritores que aprenden leyendo. Una experiencia didáctica de lectura y escritura de historias de terror”, con cuya defensa el 13 de agosto de 2002 (ante gente que no tenía idea de qué le estaba hablando y de lo cual precisamente hoy hace 7 años) obtuve mi título de Licenciada en Lenguas Modernas y Literatura, en la Facultad de Ciencias de la Educación de Paraná, Entre Ríos.

Este proyecto, a su vez, me llevó a Madrid en noviembre del año 2005, en una experiencia única e irrepetible, ya que me posibilitó participar en el III Congreso Internacional de EducaRed exponiendo (¡por primera vez en mi vida!) la ponencia “Proyecto: Nuestro libro de historias, todo lo cual constituía el premio obtenido en el Concurso organizado por Fundación Telefónica en el año 2004. Más específicamente: el III Concurso “Educación en la red”, promovido por EducaRed Argentina y organizado por Fundación Telefónica Área Educación, en el que obtuve el Primer Premio en la Segunda Categoría: 3° Ciclo de EGB y Polimodal (elegido como el mejor entre 39 trabajos a nivel nacional).

No puedo menos que citar las palabras del jurado (entre quienes se contaba la Lic. Edith Litwin) que tanto me fortalecieron:

“El Jurado identifica un excelente proyecto de trabajo que revisa creativa y exhaustivamente las prácticas pedagógicas. Se producen textos, se editan y revisan una y otra vez, de manera sistemática y creativa, las distintas estrategias de trabajo en el aula.”

Esa misma ponencia, por último, me permitió asistir como expositora a las Primeras Jornadas de Lectura y Escritura del Litoral, organizadas por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral, en el año 2006 en Santa Fe.

Y por si fuera poco, creo que le debo a esta experiencia mis mayores aprendizajes en cuanto a la enseñanza de la Lengua, mis más interesantes descubrimientos acerca de cómo aprenden los chicos, mi consolidación como docente que puede defender y fundamentar lo que hace, y si cabe aún… el incremento de mi pasión por la literatura juvenil.

4 comentarios:

Elwen dijo...

Yo sé que me repito pero es que profes como tú hay pocas, menudo trabajo te has pegado pero ¿verdad que ha tenido recompensa? ^_^

Gabriela Monzón dijo...

Sin duda, muchas, quizá una siempre se queda esperando demasiado de las escuelas en las que trabaja, pero en fin... hay otros caminos
Besos
¡¡Y Gracias!!

Toni Solano dijo...

Bonita historia de un proyecto que demuestra la generosidad y profesionalidad de su "directora de orquesta". Suerte en los ciclos que se avecinan.

KHIMAIR dijo...

hay profes por ser profes, hay profes de vocación, eso que les sale del alma y lo sienten desde la voca del estómago, que se emocionan constantemente con cada pequeño triunfo de cada alumno y por esta experiencia que has compartido, sé que eres una de esas profes... Cuando uno ama lo que hace se da cuenta de ello...

Mi madre también es profe. Y ha tenido una experiencia muy similar a la tuya... haber si algún día la comparto en el blog, te avisaré, besos ! QUe tengas una bellísima semana !