La etapa de inicio de actividades escolares -en Argentina en medio de febrero, época en que comienzan los exámenes que cierran en año calendario anterior- suele ser habitualmente compleja, ya que la maquinaria educativa se echa a andar otra vez, empezando a planificar un nuevo año de trabajo.
Pero sin duda hay ciertas coyunturas que suelen ser más peliagudas, en particular cuando afrontamos una transición particular: nueva ley, nueva organización de la escolaridad… y me pregunto ¿nuevas concepciones didácticas?, ¿nuevos marcos teóricos?
Voy a hablar principalmente de mi provincia -Entre Ríos- pues no sé cómo se maneja el resto del país. Y debo responderme de un modo en el que no creí hacerlo jamás, y para colmo con una frase contra la que he luchado denodadamente: “es lo mismo con otro nombre”, o lo que es más grave “hemos retrocedido y estamos cada vez peor”.
¿Por qué afirmo esto? ¿Por un sólo ejercicio inconformista y quisquilloso?
De ningún modo, en primer lugar porque existe un cambio de forma: hablamos nuevamente de escuela primaria y secundaria, de plan de estudios, de asignaturas, todo lo cual no deja de darme la sensación de que regresé en el tiempo a la época de mi paso por la escuela media; sino que, por otro lado, hay una ausencia de modificaciones sustanciales al menos en el Nivel Primario, en el que se ha instalado como tarea de la presente etapa la reflexión sobre el Diseño Provincial y los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios, marcos referenciales para la organización de la enseñanza, en lo disciplinar y lo didáctico. Debo aclarar que en realidad no me parece inadecuado esto último pues una de las mejores cosas que le pudieron pasar a la educación argentina en los últimos tiempos fueron el marco de la Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Educación General Básica (Diseños y NAP incluidos). La pertinencia, la actualización, la calidad de estos es más que indiscutible, y hay documentos oficiales de incalculable valor circulando en las escuelas para organizar el proceso de enseñanza. Pero no dejo de preguntarme qué sentido tiene entonces ese cambio de apariencias, cuando para colmo de males instalamos denominaciones ya vetustas. Incomprensible.
No obstante, y como anticipé, no todo es formalismo, hay cambios que se dieron para peor, retrocedimos flagrantemente en dos ámbitos: el Nivel Medio y la formación del Profesorado para Nivel Primario. La documentación oficial producida en mi provincia es un mejunje sin sentido, el marco teórico general es una mezcolanza llena de conceptos profundísimos sin trabajar, todos amontonados, y me arriesgo a decir que muchos de ellos aparecen pues es de buen tono académico y políticamente correcto que estén.
A lo que se suma, en lo que a Lengua y Literatura se refiere, una fundamentación ambigua, vacía de contenido, llena de palabras altisonantes, parcial, insustancial y carente de los conceptos básicos más elementales de la didáctica de las ciencias del lenguaje actual, por no mencionar la pobreza de la bibliografía de referencia.
Quienes nos hemos seguido formando, quienes accedemos a bibliografía actualizada, quienes tenemos colegas que nos ayudan a abrir los ojos cuando trabajamos en equipo, quienes hemos recorrido un camino reflexivo sobre nuestra experiencia pedagógica, es probable que no acusemos recibo de ese montón de patrañas. Es más, seguro que aprovecharemos la instancia para fortalecernos y seguir un camino bastante solitario en el que no renunciamos a formar lectores y escritores que sean protagonistas de su decir y su aprender. Sólo que me pregunto ¿qué pasa con el resto?, ¿qué pasa con quien realmente espera que este material le dé pistas para su desempeño diario en el aula, que le clarifique conceptos en vez de confundirlo, que le dé herramientas para pensar en vez de apabullarlo?, ¿qué pasa con quienes no tienen herramientas teóricas para leer entre líneas, para poner en cuestión?
Una apreciada colega me insta a considerar la posibilidad de que estas cosas no son ingenuas, que la incompetencia no es inocente, que en un país como el nuestro hay personas que no desean que los ciudadanos piensen, crezcan, se apropien de su palabra y su destino. Quiero creer lo contrario…
Por último, aún cuando dije que no sabía qué sucedía en el resto de las provincias, no fui tan exacta, pues es accesible para cualquiera que navegue la red el material producido en la provincia de Buenos Aires, así que lo descargué e inicié su lectura. Basta una hojeada al Diseño para la Formación Docente y al Diseño para la Educación Primaria, observar el índice, los subtítulos, además de los nombres de los especialistas que trabajaron en él, para pensar seriamente que según la provincia en que nacemos y en la que ejercemos la docencia somos ciudadanos de primera o segunda categoría (por ser generosa). Si a uno le toca en suerte vivir en un sitio en el que abunda la producción intelectual, científica y pedagógica, donde hay para elegir y repartir especialistas capacitados, donde se designa responsablemente a quienes ocupan cargos de alta responsabilidad en educación, se es un privilegiado; si le toca en suerte pertenecer a otro, en el que la producción pedagógica y disciplinar es menor (pero haber, hay, como las brujas), y se designa por compromiso político a quien no tiene la humildad de reconocer sus limitaciones y tiene la soberbia de decidir malamente sobre los destinos de la educación lingüística de toda una provincia… mala suerte.
Cuando leo los documentos llegados a las escuelas de mi provincia mentar tan rimbombantes la supuesta fragmentación de la educación argentina, me pregunto en realidad de qué derecho igualitario a una educación de calidad me están hablando, me siento insultada.
6 comentarios:
Gabriela, aquí estoy: constante como siempre. Todo mi cariño... y desprecio, ¡me has hecho recordar los mil exámenes que me tocan afrontar esta semana! Me quiero morir, ¿ves? Desde que la señorita Godua ya no está conmigo todo me sale estantósamente...
Pero no puedo odiarte, sino quererte mucho. Y mira que te lo dice un irremediable e insufrible orgulloso. Adiós, querida.
Al final todo queda reducido a un maestro y a un alumno. Ellos son los importantes, lo demás es política, que no te afecte y enseña... sobre todo a aprender.
Estoy de acuerdo con P Vazquez, al final el poder de marcar la diferencia para unos pocos. Son pocos si, pero para ellos tu serás lo única guía.
Aquí sufrimos un cambio educativo hará como 8 años, y en mi opinión personal no ha sido para mejor, o diría que ha aumentado el fracaso escolar ¿era lo que buscaban? ¿más peones y menos universitarios? Desde luego lo han logrado.
Hola amigos, les agradezco profundamente el apoyo, lo cierto es que una no puede callarse la boca y debe dejar salir todo lo que piensa de estas sandeces que se cometen sin ningún escrúpulo...
Y luego, sí, seguiremos los de siempre haciendo lo que podemos, de la mejor manera que podamos, con los recursos que nosotros tengamos por los chicos que lleguen a nuestras aulas.
Pero hay momentos en que una quisiera que no llegue la jubilación antes de que haya un atisbo de compromiso con la educación por parte de quienes tienen la sartén por el mango de algunas decisiones. Que no sigamos eternamente con el voluntarismo y las islas de los que creemos en hacer las cosas bien, no sólo porque nos invada la desesperación en ocasiones, sino porque transformarse en la escuela en un lector y un escritor son derechos de todos, no de unos pocos, mal que les pese a los políticos.
Un abrazo
Gaby
Jajaja
Ay, Alba, somos un espectáculo, pues lo divertido es que seguimos escribiendo y escribiendo para evitar malentendidos, buenísimo pues nos comentamos mutuamente, jaja... y me encanta recibir comentarios, debo reconocerlo...
Ni problema, nada de mala intención, en realidad yo creí haber sido la que metió la pata en el barro, jajaja
Es genial que ambas coincidamos al reseñar y que no opinemos similar siempre, así nuestros lectores oyen dos campanas, besos, besos
Gaby
Hola Gaby, aquí estoy otra vez, a cometarte, pero no puedo evitarlo, adoro tus escritos...
Muy buena entrada, sin duda muy realista.
Un besote!
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