Una vaharada
de aire fresco, sorprendente, osada, original, iconoclasta… Son algunas de las
palabras que se me ocurren en relación con esta novela, de esta autora italiana
que nació nada más y nada menos que en “la bella Verona”.
Sin duda que
mi obsesión compulsiva de incursionar en la literatura para jóvenes de venta
masiva me ha llevado a tropezar con más de una piedra, aún así, considero que
debo persistir. No sólo porque me encanta, sino porque pienso que algunos de
nosotros —los grandes que nos dedicamos al oficio de las palabras— debemos
tener la suficiente apertura mental para leer de todo y ejercer la crítica en
serio, sin prejuicios elitistas.

Sin embargo,
en este caso, quedé anonadada. Favorable, positiva, felizmente anonadada. El
relato es llevado adelante en primera persona por la voz de la protagonista,
una chiquilina de secundario llamada Alma, quien no deja de ser como tantas
jovencitas actuales, egocéntrica, insegura, obsesionada por su apariencia, con
un vago límite entre lo que está bien hacer y lo que no (que ven como un chiste
las bromas pesadas a los más frágiles de la escuela o que creen que es un juego
robar en un shopping). No obstante, Alma
es diferente a tantos personajes adolescentes que hemos visto desfilar por la
literatura actual. No sólo porque se ve acosada por unos espeluznantes sueños,
no sólo porque escribirá relatos de asesinatos que empezarán a hacerse reales,
no sólo porque se verá acosada por unas oscuras visiones; sino porque es insólitamente
crítica, y ve la vida con una mirada ácida e iconoclasta, que no acepta autoengaños.
Y a la vez iremos descubriendo que crece, que evoluciona, que en su interior
anida una persona fuerte, moral, responsable, consciente, fiel, que va saliendo
a la luz lentamente.
Si debiera
asignarle un género me resultaría un tanto complejo, ya que no sólo estamos
frente a una novela de tipo fantástico, sino que cruza lo policial, el terror,
el thriller, el romance, y mezclado en este cóctel la realidad de muchos
adolescentes: la abulia escolar, la familia indiferente o escindida, la
anorexia, la violencia, el abuso, las pandillas.
El relato
combina además la tercera persona de los textos escritos por la protagonista,
espeluznantemente premonitorios de los crímenes que empezarán a asolar la
ciudad.
Aluciné con más
de un párrafo, pero algunos de estos son mis favoritos por la mirada cáustica
que Alma vierte en ellos:
“Mi colegio da asco.
Y no creo que mi opinión mejorara mucho si
ocupara uno de esos lujosos edificios rodeados de verde que se ven en las
películas. Aunque, eso sí, tendría un aspecto menos lamentable.
No me quejo de haber nacido en una familia
de semifracasados sin grandes posibilidades económicas, pero tengo la
convicción de que mi cerebro merece educarse en un lugar mejor que esta caja
blanca que parece un barracón, con suelos de linóleo verde moteados de chicles
y con las paredes estropeadas tras años de peleas, empujones e insultos.”

Así se va la mitad de mi vida.”
“Nos hablamos con monosílabos. Las palabras
más largas son insultos. ¿Son estos los pilares del futuro?
La verdad es que estoy rodeada de maniquíes
animados que se mueven y hablan siempre y exclusivamente siguiendo un programa
preestablecido. Qué vida más inútil la suya.”
“Las calles de la Ciudad a las ocho de la
mañana están atestadas de gente.
Caminan rápido, hablan por teléfono, comen,
beben, todo a la vez, para ahorrar tiempo. Y para no caer en la cuenta de que es
del todo inútil.
Alguien hace jogging en medio del tráfico. Con sus ridículas zapatillas tecnológicas y los auriculares puestos, sudando y escuchando cantos lejanos, estos tipos intentan convencerse de que no pertenecen a este engranaje de locura, gasolina y electricidad que nos está hundiendo en el gran mundo de la nada.
Sobre la autora:
Elena P. Melodía nació en Verona en
1974. Es Licenciada en Filología clásica, trabajó como arqueóloga medievalista
antes de dar el salto a una gran editorial para ser editora de libros
juveniles.
Oscuridad (Buio, en el original) es el primer título de la serie My Land.
Oscuridad (Buio, en el original) es el primer título de la serie My Land.